Paul Celan

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Paul Celan

De origen judío, fue educado en la tradición jasídica e inició sus estudios de medicina y Románicas que la invasión de su región natal por las tropas alemanas le obligó a interrumpir. Internado en un campo de concentración, logró huir a la U.R.S.S. y permaneció allí hasta el final de la guerra. Entre 1945-47 vivió en Bucarest, donde aparecieron sus primeros poemas en la revista Agora. Poco después se trasladó a París, ciudad en la que estableció su residencia definitiva, dedicándose a la traducción y a la enseñanza en la Escuela Normal Superior. Se suicidó arrojándose al Sena.

  
Considerado el poeta más importante de la posguerra en lengua alemana, en su obra concurren influencias muy diversas que van desde la tradición hebrea hasta el simbolismo francés (Rimbaud, Mallarmé), los surrealistas (P. Eluard) y algunos clásicos de la lírica alemana (Hölderlin, Rilke). Los traumas de la persecución durante la guerra y del asesinato de sus padres en un campo de exterminio nazi inciden en algunas de las composiciones de su primer libro de poemas, Adormidera y memoria (Mohn und Gedächtnis, 1952), articulado en cuatro partes y al que pertenece la célebre Fuga de la muerte, expresión conmovedora del destino del pueblo judío.





De las tensiones entre las esferas del sueño, espacio del inconsciente, y de la realidad, ámbito de lo histórico-fáctico, surge un complejo entramado de imágenes y símbolos de un hermetismo que irá depurándose cada vez más en su producción ulterior, aunque la poesía fuera para Paul Celan ante todo un "espacio de comunicación", y también de comunicación con lo trascendente. Su lenguaje poético intenta en cierto modo la negación de la mera expresión y el reflejo de las cosas, de los acontecimientos; se compone de espacios vacíos y de palabras arrancadas al silencio. El punto de partida de la mayoría de sus composiciones es, sin duda, la muerte y la destrucción provocadas por la devastación que la guerra trae consigo, así como el intento constante de buscar una comprensión del propio yo, un intento tristemente fallido.






Tras la publicación de títulos como De umbral en umbral (1955), Rejas de lenguaje (1959) y La rosa de nadie (1963), esenciales dentro del conjunto de su obra, aparecieron Cambio de aliento (1967), Coacción luminosa (1970) y, póstumamente Finca del tiempo (1976), donde la condensación y el despojamiento verbal alcanzan sus más altas cotas. Destacan asimismo sus versiones de poesía francesa (Valéry, René Char), italiana (Ungaretti) y rusa (Esenin, Mandelstam) al alemán. En 1960 le fue concedido el prestigioso premio Georg Büchner de las letras alemanas.







Cuando el horror quiebra la palabra
 Fuente: El vuelo de la lechuza
 Texto de Virginia Moratiel


Que las dos guerras mundiales representaron una herida profunda en la historia humana conocida –quizás la brecha más honda que haya existido a nivel global– no hay quien lo niegue. De hecho, durante esa etapa, la población fue testigo de una pérdida completa de valores éticos, sin ninguna clase de tapujos.
  
Con ella, del desfondamiento irremisible del sentido de la existencia, hasta producirse su total hundimiento en lo absurdo y, como consecuencia, un corte abrupto con la previa idea de racionalidad. Ya antes de la primera gran confrontación, se desvaneció la confianza en la técnica y su capacidad para generar el progreso, cuando el Titanic naufragó en las gélidas aguas del Atlántico Norte.
  
A este fracaso, siguió la instrumentación de la técnica por el Estado totalitario y su puesta al servicio del mal, mediante la destrucción masiva, injustificada y caprichosa, de civiles inocentes, que llegó a su paroxismo con el Holocausto, en cuanto sistematización –y, por tanto, racionalización– de la matanza, la tortura y la completa humillación de los seres humanos.

No es de extrañar que, ante semejante situación de pavor generalizado frente al descubrimiento de la precariedad de la vida y la destreza de los poderes fácticos para manipularla, Theodor Adorno decretase la muerte de la poesía después de Auschwitz y la imaginase aterida, perpleja, ante una catástrofe que sólo podía haberla hecho enmudecer.

Sin embargo, no era eso lo que Adorno auguró sino la necesidad de una creación lírica que, enfangada aún en la barbarie, desde los límites mismos de lo indecible, pudiera dar cuenta de lo sucedido y mantener su recuerdo como un hito desde el cual reestructurar críticamente la supuesta meta de la humanidad.

Paul Celan, el poeta rumano nacido en 1920 en territorio de la actual Ucrania, es el ejemplo palmario de esa requerida reformulación de la palabra poética, a la que llegó quizás porque él mismo vivió en carne propia las consecuencias de la mayor masacre de la historia. Así, tras haber sufrido la muerte de sus padres, deportados a un campo de exterminio a causa de su origen judío, y su propia reclusión en un “campo de trabajo” de Moldavia, su labor poética consistió en inventar la lengua de nuevo, purificándola, liberándola de la corrupción y del engaño, promovidos por el nazismo al designar cosas terribles con palabras hermosas. Como dice en su poemario Rosa de nadie:


emigra por doquier, como la lengua,

arrójala, arrójala


Tal vez Celan creyó que de esa manera lograría purificarse a sí mismo expurgando su propia culpa por no haber conseguido evitar el terrible final de sus progenitores. Por eso comenzó la ardua tarea con su propio nombre y adoptó el anagrama de su apellido Antschel o Ancel. Como provenía de una familia políglota, donde se hablaba rumano, alemán, hebreo e yiddish, a lo cual sumó el aprendizaje de otros idiomas en la calle o el colegio, tuvo la suerte de poder elegir lengua literaria. Hizo sus primeras publicaciones en rumano y fue traductor en varios idiomas, tanto de origen como de destino.

Su desarraigo lingüístico inicial y el deambular a lo largo de su vida por distintas ciudades europeas le permitió la alternancia, como, por ejemplo, sucede en su poema “In Eins“, donde entremezcla cuatro lenguas y despliega a partir de una fecha, en sí misma ilegible, una serie de claves sólo significativas para un determinado grupo lingüístico, al que abren acceso.

Pero ya desde su poemario Amapola y memoria, escrito en 1952, optó precisamente por el idioma de sus verdugos, llegándose a convertir en el poeta de lengua alemana más importante de la segunda mitad del siglo XX.

Su objetivo fue realizar una deconstrucción de lo poético, quebrando la linealidad rítmica, sintáctica y semántica, para crear una lengua que reflejase la fractura del tiempo progresivo y lineal. Con un carácter intempestivo y anacrónico radical –según la definió Derrida–, pretende poner de manifiesto la dimensión espectral de un presente en situación de duelo, que lucha contra el olvido y, a la vez, abre a una temporalidad diferente todavía por realizar: la de la utopía

Para ello, introdujo blancos en el cuerpo textual, usó síncopas y acortó los versos reduciéndolos en ocasiones a una sílaba o incluso a una letra, eludió los nexos lingüísticos reemplazándolos por yuxtaposiciones, utilizó una puntuación disruptiva que interrumpía el ritmo y la métrica (ya sea mediante guiones o puntos suspensivos), creó neologismos inventando nombres compuestos para aumentar la pluralidad significativa, siempre dentro de un marco de paradojas y bruscos cambios de sentido, que remiten a un lenguaje roto, mutilado: el de la alucinación y la locura (“dale sentido a tu decir, dale sombra”).

Así fue como Celan consiguió deslavazar la escritura de sus poemas y forzar la lengua hasta el límite de su desarticulación conduciéndola hacia el balbuceo, no sólo a fin de señalar su incapacidad para expresar la magnitud del horror ante la hecatombe vivida, de suyo irracional, imposible de comprender o explicar, sino para evidenciar también su rechazo. Frente a lo atroz, sólo el silencio o el rezo parecen tener cabida. Un ejemplo notable de  este estilo poético se encuentra en la composición dedicada a Hölderlin con el título de “Tubinga, enero”:


A la ceguera per-

suadidos ojos.

Su -«un

enigma es

manantía pureza»- su

recuerdo de

flotantes hölderlinianas torres en

un vuelo circular de gaviotas.



Visitas de carpinteros ahogados con

estas

sumergidas palabras:



Viniera,

viniera un hombre,

viniera un hombre al mundo, hoy, llevando

la luminosa barba de los

patriarcas: debería,

si de este tiempo

hablase, de-

bería

tan sólo balbucir y balbucir

continua, continua-

mente.


(«Pallaksch, Pallaksch.»)


De casi imposible traducción, este hermoso poema (en meritoria versión de José Ángel Valente) se desliza a través de repeticiones, saltos y alguna interpolación. Parece el discurso de un tartamudo, de un niño que comienza a hablar o de una persona insegura o asustada, que teme abrirse paso con la palabra y que justamente termina por admitir que el discurso de los antiguos profetas, esos  patriarcas de barba luminosa, quedaría torpemente disminuido ante una visión tan desconsoladora como la del mundo actual.

Las imágenes aluden al Hölderlin sumido en la locura, quien vive en Tubinga, cobijado por un carpintero en una torre junto al río, preso del vuelo circular de sus ideas y alucinaciones, habitando la larga noche en que se despoblaron de dioses todos los altares, pero inmerso –según él mismo dice– en “esa claridad ante la cual los sabios estremecen”.
  
El título nos sitúa en las coordenadas espacio-temporales de la siguiente escena, si bien esto resulta engañoso, porque se trata de un recuerdo desde el cual se predice un hoy o un mañana del mundo entero, ante cuya visualización el alma queda paralizada y sólo puede manifestarse mediante titubeos.

El transcurso del poema constituye en sí un enigma sobre el lenguaje. Parte de la ceguera de unos ojos persuadidos por el discurso racional, capaces ya de abrirse a la escucha que aspira al encuentro con lo otro. No obstante, la pura palabra se disuelve en el silencio, precedida por el largo espacio final que precede al término “Pallakasch“, utilizado por Hölderlin en aquel entonces, cuando quería deshacerse de algún visitante y no continuar la conversación.
  
Pallakasches un no-vocablo, puesto que carece de sentido, una palabra ciega, que apunta a un mundo entre brumas afirmando y negando al mismo tiempo. Emitida desde la endeble frontera que separa el ser de la nada, el siempre del nunca, revela el deseo de comunicar y la imposibilidad de hacerlo, dado el misterio que rodea lo inefable.

Es en el lugar contradictorio de esa brecha donde surge la poesía en su afán por rescatar al mundo del pánico de la vacuidad (“habla el último […] pero no separes el No del Sí”). Además, otras direcciones intertextuales se perfilan en este final: la implícita alusión bíblica a Isaías 28: 13, donde el profeta pronuncia no-palabras para comunicar la presencia divina; la indicación, sugerida por fonética, al kadish, uno de los rezos principales de la religión judía, con el que se ruega por la rápida llegada del Mesías y de la redención, recitado como oración de duelo; o la referencia a ese lenguaje transido de locura que habla Woyzeck, el protagonista de la obra homónima de Georg Büchner, quien repite sin ton ni son la expresión “immerzu“, tras haber contemplado el asesinato de su prometida.

Precisamente, esta palabra, cuyo significado es “todo el tiempo”, traducida en la versión citada del poema por “continuamente”, se va descomponiendo en sus últimas líneas para rematarlo convertida en un “zuzu“, con el cual se retrata la dramática pérdida del lenguaje.
  
En la poesía de Celan el recurso a voces crípticas no es accidental ni arbitrario, puesto que corre paralelo auxiliando a las constantes elipsis. Las palabras enigmáticas jalonan los versos como señales que horadan las significaciones impulsándolas hacia el pasado y el futuro. Son consignas, como la del famoso poema titulado “Schibboleth” (originariamente “espigas” en hebreo), que alude al Libro de los Jueces 12: 5-6, donde es usada por los galaadianos como contraseña secreta para descubrir a sus oponentes.

A diferencia de ella, estas voces cifradas apelan a un reconocimiento que no desemboca ni en muerte ni en ultraje o disputa sino a un encuentro fraterno que integra la diferencia y reposa en la idea de que “yo soy tú cuando soy yo” o, dicho de otro modo:
  
Sólo verdaderas manos escriben poemas. No veo ninguna diferencia entre un apretón de manos y un poema.

Y sin embargo, a nivel personal, Celan sólo encontró a través del lenguaje una redención meramente provisoria. A pesar del diálogo –eso sí, implacable– que estableció con algunos de los más grandes filósofos de la época, sea Adorno o Benjamin, a pesar también del encuentro con Heidegger, que -hoy sabemos- fue positivo, incluso a pesar del afecto que recibió de su mujer, la pintora Gisèle Celan-Lestrange, quien soportó con entereza sus infidelidades con el otro gran amor de su vida, la poetisa Ingeborg Bachmann, no pudo evitar las fuertes depresiones, ni siquiera las crisis de delirio que lo asaltaban, como resultado de aquellas vivencias juveniles, en los momentos más dramáticos, por ejemplo, cuando sufrió una acusación de plagio. Así –como ya le había ocurrido a Hölderlin–, poco a poco fue hundiéndose en la locura y, tras el intento de asesinato de su esposa, aceptó ser ingresado en una clínica psiquiátrica, para finalmente quitarse la vida arrojándose al río Sena. Nadie advirtió su ausencia durante el tiempo que tardó su cadáver en ser encontrado por un pescador.


“Fuga de muerte”, probablemente su obra más conocida, escrita casi veinte años antes, anuncia el fatal desenlace en lo que, en realidad, es el relato descarnado de la vida cotidiana en un campo de exterminio nazi, perfilada a través de la estructura musical de una fuga, donde los mismos temas, retomados por diferentes voces, sufren variaciones, repetidos una y otra vez. Cómo no imaginar que esa “leche negra” prefigura el agua oscura en la que se ahogará el poeta, quien nunca pudo superar el trauma de los crímenes cometidos por los nazis contra su familia, máxime cuando los dos versos que destacan en el original, debido a la rima inexistente en los demás, señalan a ese experto alemán frío y disciplinado, a ese ojo azul de mirada acerada, que apunta y mata a un recluso de un tiro, haciendo clara alusión a la forma en que murió la madre de Celan.
  
Leche negra del alba la bebemos de tarde

la bebemos temprano y en medio del día la bebemos de noche

bebemos bebemos…

Una fosa en el aire cavamos donde holgados yacer

Vive un hombre en la casa que juega con sierpes y escribe

que escribe en la noche a Alemania tu cabello de oro Margarita

eso escribe y sale de casa y un fulgor de fuego de estrellas de un silbido convoca a sus perros

a sus judíos con silbos congrega y les hace cavar una fosa en la tierra

nos ordena tocar para un baile



Leche negra del alba te bebemos de noche

te bebemos temprano y en medio del día te bebemos de tarde

te bebemos bebemos

Vive un hombre en la casa que juega con sierpes y escribe

que escribe en la noche a Alemania tu cabello de oro Margarita

tu cabello de ceniza Sulamita y una fosa en el aire cavamos donde holgados yacer



Y nos grita hincad más la tierra y cantad vosotros vosotros tocad

y se saca el acero del cinto y lo blande son azules sus ojos

y clavad más las palas vosotros y vosotros tocad para el baile



Leche negra del alba te bebemos de noche

te bebemos en medio del día y temprano te bebemos de tarde

te bebemos bebemos

Vive un hombre en la casa tu cabello de oro Margarita

tu cabello de ceniza Sulamita y ese hombre juega con sierpes

Y nos grita más dulzor al tocar esa muerte es la muerte un experto alemán

más oscuros arpegios de cuerdas y podréis ascender como humo en el aire

y tendréis una fosa en las nubes donde holgados yacer.



Leche negra del alba te bebemos de noche

te bebemos en medio del día es la muerte un experto alemán

te bebemos de tarde y temprano te bebemos bebemos

es la muerte un experto alemán su ojo es azul cual acero

él te acierta con bala de plomo te acierta certero

vive un hombre en la casa tu cabello de oro Margarita

él nos echa sus perros encima nos regala una fosa en el aire

ese hombre que juega con sierpes y sueña la muerte un experto alemán

tu cabello de oro Margarita

tu cabello de ceniza Sulamita.

(Traducción de Aníbal Campos)

En verdad, la leche negra –según reconoció Celan en varias oportunidades– no es una metáfora sino, literalmente, lo que tomaban en el campo de concentración. Por lo visto, el poema se desarrolla con un lenguaje realista y la irrealidad surge ante la dificultad para asimilar la atrocidad, expresada a través del desgarramiento sintáctico, la falta de cesuras y esa machacona reiteración que convierte la escena en una danza macabra. Lo que hace a este poema grande es su voluntad de ajustarse a la descripción sin introducir calificativos reveladores del sufrimiento. Precisamente eso lo convierte en una denuncia objetiva, escrita por el “nosotros” de una comunidad que se condenó al silencio (“a cada cual la palabra que le cantó y se petrificó/(…) a ella la silenciada”) y que rechaza toda una manera de entender el mundo y la vida, donde irrespetuosos desfilan los cabellos dorados de Margarita (la heroína fáustica) junto con los cenicientos de la muchacha judía, se cavan fosas en el aire que recogen los desechos de los hornos crematorios o se equiparan en el trato los hombres a los perros, donde inhumano el tiempo se detiene y convergen serpentinas la música de los violines con la muerte, las estrellas con las balas, en definitiva, la civilización con la barbarie.

Texto de Virginia Moratiel

Fuente: El vuelo de la lechuza




Paul Celan




Creció en un ambiente familiar donde se manejaron varios idiomas, razón por la cual habló fluidamente el rumano, el alemán, el ruso el francés y el hebreo. En 1938 inició estudios de medicina en Paris y al estallar la  II Guerra mundial regresó a Rumania donde fue condenado a trabajos forzados mientras sus padres morían en un campo de concentración.  Liberado por los rusos en 1944, trabajó inicialmente como traductor y editor en Bucarest y Viena, para radicarse definitivamente en Paris donde obtuvo en 1950 la Licenciatura en Filología y Literatura por  "L'Ecole Normale Superieure". Más tarde adquirió la nacionalidad francesa.

Considerado como el más importante poeta en lengua alemana de la posguerra, alcanzó la fama desde la primera publicación surrealista "Amapola y memoria" en 1952,  gracias al lenguaje innovador y a su perfecta sintaxis.

Tradujo entre otros, a Rimbaud, Mandelstam, Michaux, Char, Valéry y Pessoa.

En 1960 obtuvo el premio Georg Büchner,  y a partir de 1965 fue internado varias veces en un asilo psiquiátrico donde escribió varios textos en hebreo.








                                                             Aforismos inéditos de Paul Celan



 La escritura del poeta rumano quedó marcada por la muerte de sus padres en un campo de concentración. El volumen 'Microlitos' descubre ahora sus sentencias y prosas

  
1. En la poesía no se espera la señal cuando se telefonea.


2. Aragon: un gran poeta / Éluard: un gran, gran poeta


3. Nada es más negro que la mañana luminosa del recuerdo.


4. Llama a la puerta de tu soledad y pregunta por el señor: si te abren, tú no has hablado en vano a los hombres.


5. Enseña a los peces el lenguaje de los anzuelos.


6. También piedras son flores, solo que su aroma es más fuerte.


7. Quien verdaderamente aprende a ver, se acerca a lo invisible.


8. Solo el incomprendido comprende a los otros.


9. Quien bajo la – falsa – excusa de que hay que dejar en paz a los muertos, sigue contemplando el crimen al que está vivo, ese es también un criminal. Y escarnece con ello a todos los muertos.


10. Sobre las propias ruinas se alza y tiene su esperanza el poema.


11. Quien dispone de las palabras a ese se le niega el lenguaje. El que se somete al lenguaje a ese… le encuentran también las palabras.


12. No el poema del escándalo es el escándalo. El poema es el escándalo.


13. Preguntan por qué tantos se dejaron matar sin ofrecer resistencia. No preguntan por qué había tantos asesinos y espectadores "indiferentes". Cuanto más terrible tiene que haber sido la mirada de los que estaban alrededor que la mano que daba la estocada.


14. Aleman: una lengua que no olvido. Una lengua que me olvida.


15. A los fariseos los reconoces a veces en que constantemente tienen en la boca el anti-fariseísmo. El ataque rentable. – Ser atacado, estar afectado por el que está en contra –.


16. Dios necesita heréticos… y los castiga por ello.


17. Construir casas, por encima de la desesperación. Un techo. Para eso.


18. La asociación de los expulsados de su pais. Habría que fundar sin duda la asociación de los expulsados del mundo.


19. Un proverbio rumano: "De camino a Dios los santos te matan a palos".


20. La camisa de fuerza de la comodidad.


21. Quien no da al poema la fuerza de resistencia de lo inmediato no ha escrito ningún poema.


22. La verdad es revolucionaria. Eso también lo creo yo, pero cuando me sirven la cita olisqueo un poco en las comillas.


Paul Celan escribió estos aforismos, inéditos en castellano y traducidos ahora por José Luis Reina Palazón, entre 1947 y 1969. Forman parte del volumen Microlitos. Aforismos y textos en prosa, que publica la editorial Trotta con edición crítica y comentarios de Barbara Wiedemann y Bertrand Badiou.
Nacido 1920 en Czernowitz, entonces ciudad rumana, Paul Celan se suicidó en París el 20 de abril de 1970. Sus padres, judíos de habla alemana, murieron en un campo de concentración en 1942.

Fuente El País 



              Paul Celan documental Deutsche Welle Kultur. Video de @valdemarquijano Youtube 





Poemas de Paul Celan:



A una y otra mano...

A una y otra mano, allí
donde me crecían las estrellas, lejos
de todos los cielos, cerca
de todos los cielos:
¡Cómo
se vela allí! ¡Cómo
se nos abre el mundo a través
de nosotros!

Tú estás
donde tu ojo está, estás
arriba, estás
abajo, yo
encuentro salida.

Oh ese centro errante, vacío,
hospitalario. Separados,
te caigo en suerte, me
caes en suerte, uno del otro
caído, vemos
a través:

Lo
Mismo
nos ha
perdido, lo
Mismo
nos ha
olvidado, lo
Mismo
nos ha -
De "La rosa de nadie" 1963
Versión de José Luis Reina Palazón

Obras completas - Editorial Trota 1999


Alabanza de lo lejano 
 
En el venero de tus ojos
viven las redes de los pescadores de la mar errabunda.
En el venero de tus ojos
el mar mantiene su promesa.

En ella arrojo yo,
un corazón que entre los hombres ha morado,
lejos de mí mis vestiduras y el resplandor de un juramento.

Más oscuro en lo oscuro, más desnudo estoy.
Tan sólo al desertar soy fiel.
Yo soy tú cuando soy yo.

En el venero de tus ojos
derivo y sueño un rapto.

En una red, una red queda apresada
y nos abandonamos enlazados.

En el venero de tus ojos
estrangula su cuerda un ahorcado.

(De Mohn und Gedáchtnis, 1952.)

Versión de José Ángel Valente


Aquí

Aquí -es decir, aquí donde la flor del cerezo quiere ser más negra que allí.
Aquí -es decir, esta mano que le ayuda a serlo.
Aquí -es decir, aquel barco en el que remonté el río de arena:
amarrado
fondea en el sueño que esparciste.

Aquí -es decir, un hombre que conozco:
sus sienes son blancas,
como las ascuas que apagó.
Me arrojó su vaso a la frente
y volvió,
pasado un año,
para besar la cicatriz.
Profirió su maldición y su bendición
y no volvió a hablar desde entonces.

Aquí -es decir, esta ciudad,
regida por ti y la nube,
desde sus tardes.

De "Umbral en umbral" 1955
Versión de José Luis Reina Palazón

Obras completas - Editorial Trota 1999



Argumentum e silentio

                                                Para René Char

A la cadena atada
entre oro y olvido:
la noche.
Ambos quisieron prenderla.
Ambos consintió en su hacer.

Pon,
pon también ahora allí lo que quiere
albear del crepúsculo junto a los días:
la palabra sobrevolada de estrellas,
sobrebañada de mar.

A cada uno la palabra.
A cada uno la palabra que le cantó,
cuando la jauría le atacó por la espalda -
A cada uno la palabra que le cantó y quedó helada.

A ella, a la noche,
lo sobrevolado de estrellas, lo sobrebañado de mar,
a ella lo logrado al silencio,
cuya sangre no cristalizó cuando el colmillo del veneno
traspasó las sílabas.

A ella la palabra lograda al silencio.

Contra las otras que pronto,
prostituidas por las orejas de los desolladores,
también trepan por el tiempo y los tiempos,
testimonia por último,
por último, cuando sólo cadenas resuenan,
testimonia por la que allí yace
entre oro y olvido,
hermana de ambos de siempre -

¿Pues dónde
alborea, di, sino en ella,
que en la cuenca de su río de lágrimas
a los soles sumergiéndose la semilla muestra
una y otra vez?
De "Umbral en umbral" 1955
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999


Asís

Noches de Umbría.
Noches de Umbría con la plata del címbalo y de las hojas del olivo.
Noches de Umbría con el canto que hasta aquí trajiste.
Noches de Umbría con el canto.

Mudo cuanto ascendió a la vida, mudo.
Desocupa y vuelve a llenar los cántaros.

Cántaro de barro.
Cántaro de barro con el que creció la mano del alfarero.
Cántaro de barro que cerró para siempre la mano de una sombra.
Cántaro de barro con el sello de la sombra.

Cantos por doquier, cantos.
Deja que entre el borrico.

Borriquillo.
Borriquillo en la nieve que esparce la mano más desnuda.
Borriquillo ante el verbo que se cerró de golpe.
Borriquillo que come el sueño de la mano.

Brillo que a consolar no alcanza, brillo.
Los muertos, los muertos aún mendigan, Francisco.
De "Umbral en umbral" 1955
Versión de Felipe Boso


Bisiestos siglos...

Bisiestos siglos, bisiestos
segundos bisiestos
nacimientos, novembreantes, bisiestas
muertes,
en automáticos panales archivados
bits
on chips

El poema-menorá de Berlín,

(¿inasilado, in-
archivado, in-
asistido? ¿En
vida?),

estaciones de lectura en la palabra tardía,

puntas de llamas vigilantes
en el cielo,

perfil de crestas bajo el fuego

sensaciones, tejidas
por la helada,

arranque en frío-
con hemoglobina.
De "Compulsión  de luz" 1970
Versión de José Ángel Valente


Canción a una dama en la sombra


Cuando la Taciturna llegue y decapite los tulipanes,
¿Quién saldrá ganando?
                    ¿Quién saldrá perdiendo?
                            ¿Quién se asomará a la ventana?
¿Quién pronunciará primero su nombre?

Alguien que es portador de mis cabellos.
Los lleva como se lleva a los muertos en las manos.
Los lleva como llevó el cielo mis cabellos aquel año en que amé.
Los lleva así por vanidad.

Ese saldrá ganando.
                No saldrá perdiendo.
                        No se asomará a la ventana.
No pronunciará su nombre.

Es alguien que está en posesión de mis ojos.
Los tiene desde que se cierran los portones.
Los lleva en los dedos, como anillos.
Los lleva como añicos de fruición y zafiro:
era ya mi hermano en otoño;
y ya cuenta los días y las noches.

Ese saldrá ganando.
                No saldrá perdiendo.
                        No se asomará a la ventana.
Pronunciará su nombre el último.

Es alguien que tiene lo que dije.
Lo lleva bajo el brazo, como un bulto.
Lo lleva como el reloj su peor hora.
Lo lleva de umbral en umbral, mas no lo arroja.

Ese no saldrá ganando.
                Saldrá perdiendo.
                            Se asomará a la ventana.
Pronunciará su nombre el primero.

Será decapitado con los tulipanes.
De "Amapola y memoria" 1952

Versión de Felipe Boso



Ciégate para siempre...


Ciégate para siempre:
también la eternidad está llena de ojos-
allí
se ahoga lo que hizo caminar a las imágenes
al término en que han aparecido,
allí
se extingue lo que del lenguaje
también te ha retirado con un gesto,
lo que dejabas iniciarse como
la danza de dos palabras sólo hechas
de otoño y seda y nada.
De "Cambio de aliento" 1967

Versión de José Ángel Valente


Coagula

También tu
herida, rosa.

Y la astada luz
de tus búfalos rumanos
en lugar de una estrella
sobre el lecho de arena,
en el émbolo que habla,
el superrojoceniciento.
De "Cambio de aliento" 1967
Versión de Felipe Boso


Con todos los pensamientos me fui...

Con todos los pensamientos me fui
fuera del mundo: allí estabas tú,
mi sosegada, mi abierta, y-
nos recibiste.

¿Quién
dice que se nos murió todo
cuando se nos quebraron los ojos?
Todo despertó, todo comenzó.

Grande vino un sol flotando, radiantes
se le enfrentaron alma y alma, claras,
imperiosas le presilenciaron
su órbita.

Suve
se abrió tu seno, silente
subió un aliento al éter,
y lo que se hizo nube ¿no era,
no era forma y a partir de nosotros,
no era
tanto así como un nombre?
De "La rosa de nadie"  1963
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999


Corona

En mi mano el otoño come su hoja: somos amigos.
Extraemos el tiempo de las nueces y le enseñamos a caminar:
regresa el tiempo a la nuez.

En el espejo es domingo,
en el sueño se duerme,
la boca dice la verdad.

Mi ojo asciende al sexo de la amada:
nos miramos,
nos decimos palabras oscuras,
nos amamos como se aman amapola y memoria,
nos dormimos como el vino en los cuencos,
como el mar en el rayo sangriento de la luna.

Nos mantenemos abrazados en la ventana, nos ven desde la calle:
tiempo es de que se sepa,
tiempo es de que la piedra pueda florecer,
de que en la inquietud palpite un corazón.
Tiempo es de que sea tiempo.

Es tiempo.
De "La arena de las urnas" 1948
Versión de José Ángel Valente


Cristal


No busques en mis labios tu boca,
ni en la puerta al extraño,
ni en el ojo la lágrima.

Siete noches más arriba
pasa el rojo hacia el púrpura,
siete corazones más adentro
insiste la mano en la puerta,
siete rosas más tarde
se escucha el rumor de la cisterna.
De "Amapola y memoria" 1952
Versión de José María Pérez Gay


Cualquier piedra que levantes...


Cualquier piedra que levantes-
desnudas
a los que piden la salvaguardia de las piedras:
desnudos
renuevan el entramado desde hoy.

Cualquier árbol que abatas-
armas
el lecho en donde
las almas nuevamente se acumulan,
como si no temblase
a su vez este
eón.

Cualquier palabra que pronuncies-
das las gracias
a la corrupción.
De "Umbral en umbral" 1955
Versión de José Ángel Valente


De oscuridad en oscuridad


Abriste los ojos -Veo vivir mi oscuridad.
La veo hasta el fondo:
aún allí es mía y vive.

¿Traslada como tal a la otra orilla? ¿Se despierta al hacerlo?
¿De quién es esta luz que sigue mi paso,
para que apareciera un barquero?
De "Umbral en umbral" 1955
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999

De viaje


Hay una hora que hace del polvo tu escolta,
de tu casa en Paris, lugar de sacrificio de tus manos,
de tu ojo negro, el más negro ojo.

Hay una estancia donde un tiro de caballos se detiene para tu corazóm.
Tu cabello quisiera ondear en el viento cuando te vas - eso le está prohibido.
Los que quedan y hacen signos de adiós no lo saben.
De "Amapola y memoria" 1952
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999


Elogio de la lejanía

En la fuente de tus ojos
viven las redes de los pescadores de la mar del extravío.
En la fuente de tus ojos
el mar cumple su promesa.
Aquí arrojo yo,
un corazón que se detuvo entre los hombres,
mi ropa y el esplendor de un juramento:

Más negro en lo negro, más desnudo voy.
Sólo infidente soy fiel.
Yo soy tú si yo soy yo.

En la fuente de tus ojos
desvarar suelo y sueño un rapto.

Una red prendió una red:
nos separamos enlazados.

En la fuente de tus ojos
un ahorcado estrangula la soga.
De "Amapola y memoria" 1952
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999


En los ríos, al norte del futuro...

En los ríos, al norte del futuro,
tiendo la red que tú
titubeante cargas
de escritura de piedras,
sombras.
De "Cambio de aliento" 1967
Versión de José Ángel Valente


Esa única...

Esa única
noche
de estrellas
propias.

Enhebrada de aliento de cenizas
hora va, hora viene,
por el sombreado de los párpados
de ojos cerrados de sueño,
reafilados
en almas
finas como flechas,
enmudecidas en la plática
con tartaleantes
carcajes con barbas
de algas aéreas.

Una colma
concha de luz pasa
por una conciencia.
De "Soles filamentos" 1968
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999




Estaba...


Estaba
la pizzca de higo en tu labio,

estaba
Jerusalén a nuestro alrededor,

estaba
el aroma de los pinos albares
sobre el barco danés que regraciamos,

yo estaba en ti.
De "Estancia del tiempo" Poesía póstuma
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999


Fuga de la muerte


Negra leche del alba la bebemos al atardecer
la bebemos a mediodía y en la mañana y en la noche
           bebemos y bebemos
cavamos una tumba en el aire no se yace estrechamente en él
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
lo escribe y sale de la casa y brillan las estrellas silba a sus
           mastines
silba a sus judíos hace cavar una tumba en la tierra
ordena tocad para la danza

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos al atardecer
          bebemos y bebemos
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita cavamos una tumba en el aire no
se yace estrechamente en él
Grita cavad unos la tierra más profunda y los otros cantad sonad
empuña el hierro en la cintura lo blande sus ojos son azules
cavad unos más hondo con las palas y los otros tocad para la
            danza

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía y la mañana y al atardecer
           bebemos y bebemos
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita él juega con las serpientes
Grita sonad más dulcemente la muerte la muerte es un maestro
          venido de Alemania
grita sonad con más tristeza sombríos violines y subiréis como
          humo en el aire
y tendréis una tumba en las nubes no se yace estrechamente allí

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos a mediodía la muerte es un maestro venido de
          Alemania
te bebemos en la tarde y la mañana bebemos y bebemos
la muerte es un maestro venido de Alemania sus ojos son azules
te hiere con una bala de plomo con precisión te hiere
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
azuza contra nosotros sus mastines nos sepulta en el aire
juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro venido
           de Alemania
tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita
De "Amapola y memoria" 1952
Versión de José Ángel Valente



Había tierra en ellos...


Había tierra en ellos y
cavaban.

Cavaban y cavaban y pasaba así
el día y pasaba la noche. No alababan a Dios
que, según les dijeron, quería todo esto,
que, según les dijeron, sabía todo esto.

Cavaban y nada más oían;
y no se hicieron sabios ni inventaron un canto
ni imaginaron un lenguaje nuevo.
Cavaban.

Vino una calma y vino una tormenta
y todos los océanos vinieron.
Yo cavo y tú cavas e igual cava el gusano
y aquel remoto canto dice: cavan.

Oh uno, oh nadie, oh ninguno, oh tú:
¿Adónde iba si hacia nada iba?
Oh, tú cavas y yo cavo, yo me cavo hacia ti,
y en el dedo se nos despierta el anillo.
De "La rosa de nadie" 1963
Versión de José Ángel Valente


Habla también tú...



Habla también tú
sé el último en hablar,
di tu decir.

Habla-
Pero no separes el No del Sí.
Y da a tu decir sentido:
dale sombra.

Dale sombra bastante,
dale tanta
cuanta en torno de ti tú sabes extendida entre
medianoche y mediodía y medianoche.

Mira en torno:
ve cómo alrededor todo se hace viviente
¡En la muerte! ¡Viviente!
Dice la verdad quien dice sombra.

Pero se estrecha ahora el lugar donde estás:
¿Adónde ahora, despojado de sombra, adónde?
Asciende. Tanteante, asciende.
Te haces más sutil, más irreconocible, más fino.

Más fino: un hilo
por el que quiere descender la estrella
para abajo nadar, al fondo,
donde se ve brillar: sobre móviles dunas
de palabras errantes.
De "Umbral en umbral" 1955
Versión de José Ángel Valente


Los años de ti a mí


De nuevo se ondula tu cabello cuando lloro. Con el azul de tus ojos
cubres la mesa de nuestro amor: un lecho entre verano y otoño.
Bebemos lo criado por alguien que no era yo, ni tú, ni un tercero:
saboreamos algo vacío y último.

Nos vemos en los espejos del mar profundo y nos pasamos más de prisa las viandas:
la noche es la noche, comienza con la mañana,
me tiende junto a ti.
De "Amapola y memoria" 1952
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999


Los cántaros

                                                      Para Klaus Demus


En las largas mesas del tiempo
beben los cántaros de Dios.
Beben hasta el fondo los ojos de los videntes y
los ojos de los ciegos,
los corazones de las sombras imperantes,
la mejilla hundida de la tarde.
Son los más poderosos bebedores:
igual se llevan a la boca lo vacío que lo lleno
y no rebosan de espuma como tú o yo.
De "Amapola y memoria" 1952
Versión de José Ángel Valente


Mandorla


En la almendra -¿qué hay en la almendra?
La Nada.
La Nada está en la almendra.
Allí está, está.

En la Nada -¿quién está? El Rey.
Allí está el Rey, el Rey.
Allí está, está.

                 Bucle de judío, no llegarás al gris.

Y tu ojo -¿dónde está tu ojo?
Tu ojo está frente a la almendra.
Tu ojo frente a la Nada está.
Apoya al rey.
Así está allí, está.

                 Bucle de hombre, no llegarás al gris.
                 Vacía almendra, azul real.

De "La rosa de nadie" 1963
Versión de José Ángel Valente


Marianne


Sin lilas, tu cabello, tu cara, cristal de espejo.
De ojo en ojo pasa la nube, como Sodoma hacia Babel:
como fronda destroza la torre y brama en redor del zarzal de azufre.
Entonces te brinca un relámpago en torno a la boca -esa cañada con los restos del violín.
¡Con níveos dientes alguien mueve el arco: Oh más bellas se oyeron las cañas!

Amada, también tú eres la caña y nosotros la lluvia;
un vino sin par tu cuerpo y nosotros copeamos los diez;
una barca en el cereal tu corazón, la bogamos noche adelante;
un cantarito de cielo, así retozas ligera sobre nosotros que dormimos...
Delante de la tienda desfila la centuria y entre copas te llevamos al sepulcro.
Entonces tintinea sobre las losas del mundo el duro tálero de los sueños.
De "Amapola y memoria" 1952
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999


No es ya...


No es ya
esa
gravedad, cayendo
a veces contigo
en la hora.
Es otra.

Es el peso que retiene el vacío
que iría
contigo.
Como tú, no tiene nombre. Tal vez
seáis lo mismo. Tal vez
un día también tú me nombres
así.
De "La rosa de nadie"  1963
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999

No obres de antemano...

No obres de antemano,
no envíes nada fuera,
mantente
dentro:

transfundido de nada,
libre de cualquier
plegaria,
sutilmente acordado según
la pre-inscripción
insuperable,

yo te acojo
en lugar de toda
paz.

De "Compulsión de luz" 1970
Versión de José Ángel Valente

Oí decir que en el agua...


Oí decir que en el agua
hay una piedra y un círculo
y sobre el agua una palabra,
que pone el círculo en torno a la piedra.

Yo miré mi álamo descender hacia el agua,
miré cómo su brazo se alargó hacia la hondura,
miré sus raíces vueltas al cielo implorando noche.

Yo no corrí tras ellas,
sólo recogí del suelo esa migaja
que tiene de tu ojo la figura y la nobleza,
te quité del cuello la cadena de los dichos
y con ella adorné la mesa donde yace la migaja.

Y ya no vi más a mi álamo.
De "Umbral en umbral" 1955
Versión de Pablo Oyarzun


¿Por qué este brusco hogar, medio afuera, medio adentro?...



¿Por qué este brusco hogar, medio afuera, medio adentro?
Yo puedo sumergirme en ti, mira, como un glaciar,
tú misma asesinas a tus hermanos:
antes que ellos
estuve contigo, Neviscada.

Echa tus tropos
al resto:
uno quiere saber
por qué no estuve
ante Dios de otro modo que ante ti,

uno quiere ahogarse dentro,
dos libros en lugar de los pulmones,

uno que se punzó en ti
insufla la punzada,

uno que fue para ti el más cercano,
se extravía a sí mismo,

uno adorna tu estirpe
con tu traición y la suya,

tal vez
era yo cada uno
De "Parte de nieve" 1971
Versión de José Luis Reina Palazón

Obras completas - Editorial Trota 1999


Que seas como tú...


Que seas como tú, siempre.
Stant vp Jherosalem inde
erheyff dich *.

También quien cortó la ligazón contigo,

inde wirt
erluchtet**

la anudó de nuevo, en la remembranza

trozos de fango tragué, en la torre,

lenguaje, lindero de tinieblas

kumi
ori***

* Lévantate, Jerusalén
y álzate.

** y relumbra

***Álzate
relumbra.
De "Compulsión de luz" 1970
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999


Reja de lenguaje


Redondez del ojo entre los barrotes.

El párpado, animal ciliar,
boga hacia arriba,
deja libre una mirada.

Iris, nadadora, sin sueños, sombría:
el cielo, gris-corazón, ha de estar cerca.

Sesgada, en la férrea arandela,
la tea humeante.
Por el sentido de la luz
adivinas el alma.

(Si yo fuera como tú, si tú fueras como yo.
¿No estuvimos
bajo un alisio?
Somos extraños.)

Las losetas. Encima,
bien juntos, los dos
charcos gris-corazón:
dos
bocanadas de silencio.
De "Reja de lenguaje" 1959
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999


Salmo


Ya nadie nos moldea con tierra y con arcilla,
ya nadie con su hálito despierta nuestro polvo.
Nadie.

Alabado seas, Nadie.
Queremos por tu amor
florecer
contra
ti.

Una nada
fuimos, somos, seremos,
floreciendo:
rosa de
nada, de nadie.

Con
el pistilo almalúcido,
cielo desierto el estambre,
la corola roja
de la palabra purpúrea que cantamos
sobre, o sobre
la espina.
De "La rosa de nadie"  1963
Versión de José Ángel Valente


Shibboleth


Junto a mis piedras
crecidas bajo el llanto
tras las rejas,

me arrastraron
al medio del mercado,
allá,
donde se iza la bandera, a la que
no he prestado nunca juramento.

Flauta,
flauta doble en la noche:
piensa el sombrío
y doble rojo
en Viena y en Madrid.

Pon tu bandera a media asta,
recuerdo.
A media asta
hoy para siempre.

Corazón:
dalo también aquí a conocer,
aquí, en medio del mercado.
Haz que resuene, el shibbólet,
en lo extranjero de la patria.
Febrero. No pasarán.

Unicornio:
sabes de las piedras,
sabes de las aguas,
van,
te llevo
hacia las voces
de Extremadura.
De "Umbral en umbral" 1955
Versión de José Ángel Valente


Sueño y sustento

El aliento nocturno es tu sábana,
la tiniebla se acuesta a tu lado.
Los tobillos te roza, las sienes;
te despierta a la vida y al sueño,
te rastrea en el verbo,
en el deseo, en las ideas,
duerme con cada una de ellas
y te atrae con halagos.
Te peina la sal de las pestañas,
te la sirve a la mesa,
les escucha a tus horas la arena
y la pone a tu alcance.
Y aquello que era cuando rosa era,
sombra y agua, te lo escancia.
De "Amapola y memoria" 1952
Versión de Felipe Boso


Tardío y profundo

Maligna como palabra de oro esta noche comienza.
Comemos las manzanas de los mudos.
Hacemos un trabajo que bien puede dejarse a su fortuna;
en pie permanecemos en el otoño de nuestros tilos, como rojas
banderas pensativas,
como abrasados huéspedes del Sur.
Juramos por Cristo el Nuevo desposar el polvo con el polvo,
el pájaro con el zapato vagabundo,
el corazón con la escalera de agua...
Hacemos ante el mundo los santos juramentos de la arena,
juramos con gusto,
juramos en voz alta desde los techos del sueño sin imágenes
y agitamos la blanca cabellera del tiempo...

Ellos nos gritan: ¡Blasfemáis!

Desde hace tiempo lo sabemos.
Desde hace tiempo lo sabemos: ¿qué importa?
Vosotros moléis en los molinos de la muerte la blanca harina de
la Promesa
y la ofrecéis a nuestros hermanos y a nuestras hermanas.

Nosotros agitamos la blanca cabellera del tiempo.

Vosotros censuráis: ¡Blasfemáis!
Lo sabemos de sobra,
que venga sobre nosotros la culpa
que venga sobre nosotros la culpa de todas las señales de peligro,
que venga el mar burbujeante,
el viento acorazado del retorno,
el día de la medianoche,
que venga lo que no ha sido todavía.

Que venga un hombre de la tumba.
De "Amapola y memoria" 1952
Versión de José Ángel Valente

Tenebrae


Estamos próximos, Señor,
próximos y apresables.

Ya apresados, Señor,
uno en otro enzarzados, como
si la carne de cada uno de nosotros fuese
tu carne, Señor.

Ora, Señor,
invócanos,
estamos próximos.

Ladeados por el viento íbamos,
caminábamos para inclinarnos
sobre la zanja y la oquedad.

Al abrevadero íbamos, Señor.

Era sangre, era
lo que tú has derramado, Señor.

Brillaba.

Nos arrojó tu imagen a los ojos, Señor.
Los ojos y las bocas tan abiertos están, tan vacíos, Señor.

Hemos bebido, Señor,
la sangre con la imagen que en ella estaba, Señor.

Ora, Señor.
Estamos próximos.
De "Reja de lenguaje" 1959
Versión de José Ángel Valente

Toda la vida

Los soles del sueño ligero son azules como tu cabello una hora antes del amanecer.
También ellos crecen rápido como la hierba sobre la tumba de un pájaro.
También los enreda el juego que jugamos como ensueño en los barcos del placer.
En las rocas calcáreas del tiempo también los encuentran los puñales.

Los soles del sueño profundo son más azules: así fue tu cabellera sólo una vez.
Yo, viento nocturno, me demoraba en el seno venal de tu hermana.
Tu cabello colgaba en el árbol sobre nosotros, pero tú no estabas.
Nosotros éramos el mundo y tú eras un zarzal ante las puertas.

Los soles de la muerte son blancos como el cabello de nuestro hijo:
se elevó de las aguas cuando armaste una tienda en la duna.
Alzó sobre nosotros el cuchillo de la dicha con ojos apagados.
De "La arena de las urnas" 1948
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999


Tú con la palabra que yo dije...

Tú con la palabra que yo dije,
tú con tu silencio,
tú contigo misma
en el mundo su-
                                 bi-
                                        da,

tú mi amor:

perdida, extra-
viada, una
y ora vez
regresada en el dolor: es

                                                   tarde.

Ayúdame,
                      ayúdate,
                                         ayuda.

El camino de horas anduvo lo que dije.
El camino de horas anduvo lo que callé.
Anduvo y anduviste,
por lo infinito anduviste,
hacia delante y hacia atrás,
hacia ninguna parte, hacia la palabra, hacia allí.

Deja.
Un nombre se te abre,
otro:
            quédate.

De "La rosa de nadie" 1963
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999

Tu cabello sobre el mar


También tu cabello vuela sobre el mar con el enebro dorado.
Con él se vuelve blanco, entonces lo tiño de azul-piedra:
el color de la ciudad donde al final fui arrastrado hacia el sur...
Con jarcias me amarraron Ya cada una ataron una vela
y me escupieron Con sus bozos brumosos y cantaron:
«¡Oh atraviesa la mar!»
Yo sin embargo pinté como una barca mis alas con púrpura
y con mi estertor dime brisa y antes que durmieran me hice a la mar.
Tus rizos, ahora, debía teñírtelos en rojo, pero me gustan azul-piedra:
¡Ay, ojos de la ciudad, donde caí y fui arrastrado hacia el sur!
Con el enebro dorado vuela también tu cabello sobre el mar.
De "Amapola y memoria" 1952
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999

Tubinga, enero


A la ceguera per-
suadidos ojos.
Su -«un
enigma es
manantía pureza»- su
recuerdo de
flotantes hölderlinianas torres en
un vuelo circular de gaviotas.

Visitas de carpinteros ahogados con
estas
sumergidas palabras:

Viniera,
viniera un hombre,
viniera un hombre al mundo, hoy, llevando
la luminosa barba de los
patriarcas: debería,
si de este tiempo
hablase, de-
bería
tan sólo balbucir y balbucir
continua, continua-
mente.
(«Pallaksch, Pallaksch.»)

De "La rosa de nadie" 1961
Versión de José Ángel Valente

Una hoja sin árbol


                                             Una hoja, sin arbol
                                          para Bertold Brecht:

¿Qué tiempo es éste
en el que una conversación
es casi un crimen
porque incluye
tantas cosas explícitas?
De "Parte de nieve" 1971
Versión de José Ángel Valente





Hasta la próxima

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