Conversamos
en exclusiva con el célebre escritor y periodista español para toda Hispanoamérica
Entrevista con el gran escritor y poeta Miguel Veyrat.
Miguel Veyrat escritor y
periodista español, estudió en su juventud en las universidades de Barcelona y
Navarra, ampliando estudios de postgrado en las de Cambridge y Sorbona. Alcanzó
gran renombre en España entre 1960 y 2000, considerado como un joven maestro
del "Nuevo Periodismo" en los géneros de reportaje, crónica, columna
y entrevista de fondo. Desempeñó misiones como enviado a diferentes partes del
mundo, destacando como corresponsal diplomático permanente para diversos medios
—entre ellos "Nuevo Diario" y Televisión Española, en París, Ginebra,
Rabat, Argel, Roma, Londres y Dublín.
Dedicado por completo a la
literatura a partir del año 2000, su poesía ha sido definida recientemente como
"La luz hecha canto" por el profesor de la Universidad de Salamanca y
crítico del diario ABC de Madrid Luis García Jambrina. Sin embargo, como ha
estimado Ángel Luis Prieto de Paula, catedrático de Literatura de la
Universidad de Alicante y crítico de Babelia en el prólogo a la edición de La
puerta Mágica:
Miguel Veyrat ha escrito
que, si se acepta una cierta actividad mística (en su poética), lo sería
"desde un vuelo ignorante de toda promesa de felicidad que no tenga lugar
sobre los altares de la tierra y del mar, en sus acantilados, sus volcanes, sus
cielos, ríos y glaciares"; y concluye poco después Miguel Veyrat:
"Mística de la incertidumbre, condenada a no hallar alivio al filo de
llama alguna". Así, que no conviene engañarse en este punto.
En ese
proceso no hay esperanza de eudemonismo o de salvación trascendente. Llegados
aquí, la Esfinge ha vuelto a conceder su nada. El hombre que habita en el poeta
ha succionado los jugos de la vida y celebrado eucarísticamente la comunión con
el Otro, en el que se funden cuantos seres conforman el género humano.
Ángel Luis Prieto de Paula
El catedrático, poeta y
crítico Santos Domínguez comenta que el propio Ángel Luis Prieto de Paula, en
su prólogo Los ojos de la esfinge destaca como núcleos creativos de la poesía
de Veyrat «el estupor y el misterio, la fraternidad humana, el espanto y el
éxtasis, que sobrevuelan por sobre la superficie de lo explicable a la luz
pobre de la lógica discursiva.»
Asimismo, en opinión de la
hispanista francesa Françoise Morcillo, catedrática de la Universidad de
Orleans, estudiosa de la obra de Miguel Veyrat y autora de su semblanza crítica
en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:
La palabra poética de Miguel
Veyrat persigue el pluralismo esencial de la voz humana, liberándose en cada
caso del sentido único que sucesivas glaciaciones religiosas y políticas de la
historia del pensamiento han encadenado a los significantes propios del arte y
las literaturas. Se ocupa así, a través del diálogo entre culturas e inmerso en
una intensa vitalidad lírica, del abismo, de la ausencia de amor, libertad o
igualdad, y del absurdo de una vida entregada a la muerte que puede alcanzar su
redención en la poesía.»
Françoise Morcillo
En el prólogo de
Instrucciones para amanecer, Françoise Morcillo dice: «La Tradición conduce al
poeta a tomar conciencia de su condición de intérprete, en una búsqueda de
identidad individual y colectiva que encuentra respuestas a la pregunta de
Harold Bloom sobre la ubicuidad del conocimiento, en una tonalidad que
transmite el obscuro deseo de renacer a la unidad precisamente en la
pluralidad, escuchando y transmitiendo el renovado murmullo creador del mundo.»
Ha publicado numerosos
libros de poesía, narrativa, periodismo y ensayo, siendo asimismo muy variada
su actividad como conferenciante y profesor fundador de la primera Facultad de
Ciencias de la Información del Estado Español en la Universidad Complutense.
Destaca entre todas su obra poética a la que ha podido dedicarse exclusivamente
tras la jubilación forzosa como periodista y que se caracteriza por una
drástica independencia de cualquiera de las corrientes o "familias"
que coexisten en el panorama literario español; ha sido traducida a varios
idiomas y forma parte en la actualidad del currículo de los estudios de
filología española en distintas universidades europeas.
A pesar de su ausencia
voluntaria en todo tipo de concursos, cucañas y premios literarios, sus
compañeros de ACETT (Asociación Colegial de Escritores y Traductores, de ámbito
estatal) concedieron en 2007 el Premio Stendhal de traducción a su labor. Forma
parte entre otras Antologías de la selección "25 poètes d'Espagne",
que reunió a los poetas españoles más significativos de los últimos cincuenta
años y se publicó en Francia en 2008 ("Inuits dans la jungle").
Actualmente trabaja y vive entre los acantilados gaditanos, frente al mar de
Trafalgar.
Miguel
Veyrat, bienvenido a Carivano en la red
R.- Bienhallados, estimados
amigos. Me da mucha alegría ser escogido por ustedes para formar parte del
espléndido elenco de hombres y mujeres de las artes y las letras entrevistados
en Globedia y su Blog Carivano, muchos de ellos muy conocidos del público y algunos buenos amigos míos. En especial a
usted mismo, amigo Carlos Iván Ontiveros a quien sigo y leo desde hace tiempo.
P.- Miguel Veyrat, nos gustaría
que nos hablará un poco sobre usted, su juventud y de aquellos años antes de
salir de España.
R.- Mi infancia y juventud se
vieron marcadas, como la de millones de seres humanos a lo largo de una
Historia que se repite en nuestros días en ámbito global —y no precisamente
“como comedia” como ironizaba Carlos Marx—, por las consecuencias de una guerra
civil.
Nací en 1938 en la ciudad de Valencia bajo las bombas de la aviación
fascista italiana que, como la Luftwaffe
de Hitler, ayudaba Franco a ganar la que sería considerada más adelante por los
historiadores como primera batalla de la II Guerra Mundial.
Una guerra fratricida nadie la gana pues la
pierden todos, mas padecen sus consecuencias en primer lugar los niños
obligados a ser educados en la ideología del vencedor, que aún no sabe que su
triunfo y el de sus ideas siempre será provisional.
La ideología totalitaria
que se intentó inculcar a varias generaciones de españoles contó con la
inestimable ayuda de un clero tan fanatizado como en la Edad Media —paseaba al
dictador en procesión bajo palio— hasta el punto de que a aquél régimen militar
se lo llamó “nacional-católico”. Muchos de los niños y adolescentes sometidos a
ese trato se convirtieron en dóciles corderos. Otros, los menos, no. Me
encontré por cuestión de carácter entre “estos otros”, carne de marginación.
P.- Coméntenos cómo se da ese
primer contacto con la escritura ¿Desde niño ya pensaba usted en ser escritor? ¿Sobre
qué escribía?
R.- La respuesta debe estar
necesariamente conectada con la anterior. Ante la ausencia de maestros,
asesinados ritual y sistemáticamente por los falangistas que seguían a las
tropas de Franco tras la “conquista” de pueblos y ciudades, fue la SICR la que
tomó la tarea de “educar” a niños y adolescentes.
Yo pasé largos años en un
internado de frailes en una ciudad del país vasco especialmente obscurantista.
Lo insoportable de aquella vida a ritmo de actos religiosos y obligatorios
intenté suplirlo con horas de lectura, llamémosla “laica”, entre lo poco que
podía hallarse en la biblioteca del colegio en la que lógicamente se
encontraban excluídos los poetas “extranjeros” considerados como peligrosos
además de, por supuesto, los españoles más recientes, ya desaparecidos o
asesinados, clandestinos o residentes en sus exilios de acogida
fundamentalmente en Argentina y sobre todo en México, gracias a la labor
solidaria del entonces gobernador del Estado de Puebla y después presidente
Cárdenas.
Sin embargo, sí que pude beber para mi fortuna y directamente de los
clásicos. Mi primera labor de escritura consistió pues durante los largos días
de invierno en copiar “religiosamente” a todos aquellos poetas universales que
desde la civilización griega hablaba de civilización en democracia y libertad,
hablaban de amor de cualquier clase y condición sin que la “censura” se
preocupara por ellos.
Ellos me enseñaron a pensar y así fui creando
“anti-cuerpos” hasta que me atreví a redactar mis primeras “pruebas de
escritura” literaria. Siempre acerca de
las personas y las cosas entre las que me había tocado convivir en escenarios
donde dejaba volar mi imaginación desbordada por las ansias de salir del
encierro. Sin embargo, como ya es conocido, tras una primera recopilación de
poemas publicada a mis veinte años pero de título significativo, “Coplas del
Vagabundo”, retrasé la salida de lo que podría considerarse mi primer libro
hasta veinte años más tarde, convencido de que sólo la experiencia y el estudio
podía dotar de contenidos de peso a mi obra, más allá de toda inspiración
inmediata.
Por supuesto que intenté destruir cuantos ejemplares pude encontrar
al cabo del tiempo de aquella primera prueba… Desde entonces he seguido siempre
el lema hallado en mi temprana lectura de las epístolas de Horacio: Cur si ego ignoroque, poeta salutor? o
bien “¿Cómo ignorante de mí, me atrevo a llamarme poeta?
P.- Usted fue corresponsal de
prensa en París, Ginebra, Rabat, Argel, Roma, Londres y vivo en Francia,
Inglaterra, Italia. ¿Qué recuerdos tiene de aquellos años? ¿Extrañaba vivir en
España?
R.- De aquella España no podía
guardar sino malos recuerdos, exceptuando las vacaciones de verano que se extendían
a tres meses por entonces en el idílico pueblo de mi abuela catalana en pleno
pirineo y a dos pasos de la frontera francesa. Vivir después en aquella Europa
en plena reconstrucción tras el desastre de la guerra —bien es cierto que con
la ayuda de los dólares americanos de un plan Marshall que por razones obvias
se denegó a la España fascista— suponía una bocanada de aire fresco para un
joven periodista con aspiraciones de escritor y ansioso de respirar y aprender
de las libertades y virtudes de la Ilustración (otra oportunidad histórica
perdida para mi país gracias al rey felón Fernando VII y la falsamente llamada
“guerra de la Independencia”).
El trabajo de corresponsal me permitió ahondar
en la sociedad de aquellos países —casi “de acogida” me permitiría decir—, en
sus costumbres y sus leyes, su historia de la que formaba parte el mío aunque
temporalmente excluído de la aún balbuceante comunidad política, económica y
social, y también abordar después con cierta solvencia la problemática de los
países de otras civilizaciones. A entender mejor la diversidad humana en sus
modos de vivir y organizarse.
P.- Trabajó usted en zonas de
conflicto donde desarrolla una actividad periodística que le permitió vivir en
primera persona sucesos tan importantes que van desde las primeras guerras de
Israel, con el general Dayan al frente, o las batallas cruciales en Vietnam, el
terremoto de Agadir, la muerte del Che en la selva boliviana, el Concilio
Vaticano II, la Coronación del Shah de Persia con su flamante Farah Dibah al
lado, tras el repudio de la popular Soraya, entre otras. ¿Cómo influyo en su
obra? ¿Alguna diferencia entre aquellos conflictivos tiempos y los actuales?
¿Qué no hemos aprendido?
R.- Mi actividad de reportero
internacional en zonas de conficto, previa a la más tranquila y reflexiva de
corresponsal permanente o siplomático, revolucionó por entero muchas de mis
ideas preconcebidas acerca de la Humanidad.
Tocar la sangre con las propias
manos, sentir junto a las poblaciones el miedo a las bombas y sus efectos, ver
a la muerte inmisericorde segar vidas inocentes, respirar su olor, el de la
traición o la hipocresía política y militante, trastorna el espíritu más
sereno; y el mío ya no tenía nada de eso en origen.
Yo aprendí sin embargo a
contener mis emociones colocando al servicio de la objetividad periodística
—dentro lo posible— todo aquello que veía y de lo que notaba nota para redactar
mis crónicas y reportajes. Lo que podía sentir personalmente pasó a formar
parte de mi patrimonio literario; la construcción de un mundo propio que
cuajaría en mi obra poética actual nace por tanto de todas aquellas
experiencias unidas a las ya relatadas de mi infancia y adolescencia.
No veo ninguna
diferencia con los tiempos actuales en cuanto a la violencia intolerante ejercida
sobre la libertad de pensamiento; no hemos quizá aprendido que toda supuesta “realidad”
no es tal como parece; nunca lo ha sido, pues la Historia la han escrito siempre los amanuenses
de los vencedores, pero la percepción de lo real objetivo se agrava en nuestro
tiempo en que la labor informativa de los medios contemporáneos ha degenerado
hasta el punto de que lo que podíamos llamar libertad de prensa —que debía
asegurar la probidad de la información y opinión—, se ha convertido en
propaganda pura y dura.
Ello se debe a mi entender a la desaparición de
auténticos empresarios periodísticos y la entrada masiva de las grandes
corporaciones bancarias “mundializando” sus propios intereses en los medios
tanto impresos como digitales, los audiovisuales o las recientes redes sociales
siempre a través de empresas auxiliares al servicio del mejor postor.
P.- Participa usted en Informativos
nacionales e internacionales, medios escritos y visuales entre los cuales debo
destacar Documentos TV el cual sin duda es una referencia en España y a nivel
internacional ¿Cómo nace esta idea y que significo para usted la realización de
este programa?
R.- “In
illo tempore”… trabajé en RTVE como responsable de los
programas informativos “no diarios”. Entre mis tareas debía asistir a los
Festivales de cine documental, que son muchos y abundantes en todo el mundo.
Comencé por rechazar todos aquellos que suponían una visión edulcorada o
falseada de los hechos, como por ejemplo las teatralizaciones insertadas en el
relato que permitían, mediante diálogos y escenas ficticios, adaptar lo
realmente acontecido a la intención de los productores.
Así, en relación con
mis colaboradores y unos directivos determinados por la alternancia de los
partidos en el control del Ente Público, elaboré la noción de “documento”
diferenciada del “documental” al uso. Pocas explicaciones más necesitaría este
sencillo hecho que sólo buscaba, como es debido en todo trabajo honesto de
documentación e información, suministrar a los ciudadanos los elementos
probados y suficientes para formarse una opinión propia.
El programa significó
para mi recuperar una de las tareas que en los años ’60 ilusionó a una parte de
la izquierda europea: el uso de la televisión para contribuir a una mejor
educación de masas. En un medio público esa debería ser a mi juicio la primera
y elemental tarea, mas por desgracia la corrupción ha alcanzado todas las
esferas de lo público permitiendo que la publicidad más agresiva penetrase sus
espacios más libres.
Subsiste este programa acaso como una pequeña joya en el
aluvión de basura de consumo masivo. Lo supongo sólo, porque hace tiempo que he
apartado los medios audiovisuales de mi vida cotidiana. Sólo leo, escribo
literatura y me informo selectivamente a través de los diarios y revistas
impresos o virtuales.
P.- Miguel Veyrat, usted ha
publicado más de una treintena de libros de poesía, narrativa, periodismo y
ensayo, como docente, conferenciante y fundador de la primera Facultad de
Ciencias de la Información de España, en la Universidad Complutense de
Madrid. En el año 2007 recibió el Premio
internacional Stendhal de traducción. Nos deja usted un legado invaluable ¿Qué
significa todo esto para usted?
R.- El fondo previo y preciso
para abordar con solvencia lo que queda de una vida dedicada ya por entero a la
escritura de poesía y ensayo. Y en ese empeño final empleo a fondo todas mis
fuerzas. Queda también inesperada y enrme satisfacción de que compañeros en el
mundo de la información como ustedes ahora mismo, como dije al inciarse esta
entrevista valoren mi trabajo como un legado digno de valorarse.
P.- «La
Ragione del Merlo» es una de sus obras más representativas. Myriam Iturra Ampuero publica un
extenso e interesante trabajo sobre la obra poética de Miguel Veyrat (Recopilatorio
preparado para el Encuentro con Commisso Editore en Valparaíso Chile octubre
2014, Feria del libro de Viña del Mar 2015) y publicado en la revista Universo la Maga. Coméntenos un poco
sobre esta obra.
R.- Por supuesto que agradezco
primeramente a la estupenda documentalista Myriam Iturra Ampuero su dedicación
y empeño por recopilar, analizar y difundir mi obra. Escribí ese libro, que
para mi sorpresa ha resultado uno de los más leídos de entre todos los ya
publicados, tras un período desgraciado en mis asuntos personales. Lo hice tras
terminar a duras penas otro libro de los que me siento más orgulloso, “Instrucciones
para amanecer”.
Me explico: esa debía haber sido la última poesía nacida de mi
mente. A punto de terminar con todo, un
encuentro inesperado acompañado de nuevas ilusiones por vivir me llevó a
agregar a aquel libro que debía permanecer incompleto o destruirse, una última
parte titulada “Al maestro cantor: Instrucciones para amanecer” al modo de los
viejos salmistas.
Al amanecer de esa nueva vida y en un lugar geográfico
distinto y distante a los escenarios donde me había movido hasta entonces, a la
par que mucho más hermoso y grato, recomencé a escribir poesía. El jardín
marino de la casa donde vivía y vivo actualmente, sobre un acantilado de la
costa gaditana y frente a las costas africanas, abundaba en aves de esa especie
tan “especial”, valiente y bella en su plumaje y actitudes, que es el mirlo. Su
canto de apareo en primavera, lanzado al presentir la llegada de los primeros
claros del alba, es uno de los más hermosos de la naturaleza que inspiró por
cierto a otros poetas y al compositor Messiaën uno de los pasajes más hermosos
de su “Barranco de los pájaros”.
No olvidemos que nuestras artes son hijas de
la música hecha palabra. En esa asociación del canto por encima del individuo y
de la muerte de la especie, apoyada en
unos versos inmortales del gran poeta español Luis Cernuda —cuyos restos
permanecen, al igual que en Collioure los de Antonio Machado, en una tumba de su
exilio mexicano— nació esa “Razón del mirlo”; esa sinrazón de los poetas alimentada a lo largo de los siglos desde
que se entonara musicalmente el primer grito de amor o de angustia de un ser
humano —que sí posee conciencia de la muerte personal y cuyo temor resulta a
menudo incapaz de superarse siquiera con el consuelo del canto.
Déjeme
reproducir las significtivas palabras de Luis Cernuda escritas en las páginas
de “Ocnos” y que coloqué como epígrafe imprescindible abriendo mis propios
versos: …¿qué puede importarle al mirlo la muerte?, como si
ella con su flecha pesada y dura no pudiera pasarle, silba el pájaro alegre,
libre de toda razón humana.
RAZÓN DEL MIRLO de Miguel
Veyrat. Un vídeo de Juan Bote Valero.
P.- ¿Qué es lo más difícil de
escribir?
R.- La poesía. Muchos son
quienes intentan hacer poesía verdadera y se pierden por vericuetos emocionales
de superficie. Poesía no es otra cosa que una vía al Conocimiento, la primera
disposición de la mente humana que cuando se expresa en palabras —que evocan sonidos primordiales y en tal eco recuperado
reside toda su esencia— crea pensamiento, y al unirse con la música
da lugar al canto. Es por tanto la
fuente de la sabiduría humana y de toda literatura. Es el género de géneros y la
propia palabra griega que la designa como “Poiesis” significa nada menos que
“creación”.
P.- ¿Algún libro o escritor
favorito?
R.- La lista sería interminable
pero le brindo la respuesta que en un atrevido resumen acabo de realizar para el
profesor de literatura de una universidad española que me ha planteado el ya
famoso “Cuestionario Proust”, célebre no sólo por su más ilustre encuestado
sino por la exigencia de brevedad en la síntesis de las respuestas. He escogido
aquellos cuya escritura considero que ha podido influir de modo mayor en la mía:
“Joyce y Proust, cada uno en su
estilo. Horacio en sus epístolas, Cervantes en su limpia e irónica escritura de
la época (detesto las pedantescas “actualizaciones” que privan a los jóvenes
lectores del aprendizaje de la etimología y por tanto de su propia lengua en la
lectura de las notas a pie de página).
En cuando a los poetas desde el autor de
Gilgamesch, Alceo, Homero, Horacio, Virgilio, Góngora, Shakespeare, Leopardi; entre
los simbolistas franceses y los autores del novecento italiano —los llamados
“herméticos”— prácticamente todos; Hölderlin, entre los contemporáneos junto a
Rilke, T.S. Eliot, JRJ, César Vallejo, Luis Cernuda, Wallace Stevens.
P.- ¿Pueden las artes y en especial la literatura cambiar al
mundo?
R.- Si no cambiarlo, al menos
tratar de conocerlo y transmitir ese conocimiento como he tratado de decir
hasta ahora para hacerlo más habitable. La nueva realidad que los verdaderos
“creadores” puedan presentar del mundo constituye un elemento imprescindible de
reflexión a lo largo de todas las edades, en una cadena que sólo tendrá fin
cuando se extinga nuestra especie.
No creo en la poesía programática, épica y/o
profética, que intenta literalmente un cambio en el modo de actuar y pensar de
las gentes. Sin embargo en determinados momentos históricos el hombre ha
producido una intensa y valiosa poesía de combate cuando la propia civilización
oscilaba en el juego trágico de su supervivencia.
P.- ¿Para
Miguel Veyrat ¿Qué representa lo espiritual?
R.- El término “lo espiritual”,
aplicado a tan distintas y a menudo espúreas acepciones al confundirlo
principalmente con la llamada “alma” inventada por Platón y que tanto éxito ha
cosechado entre los seguidores de las religiones monoteístas al calificarla de
“inmortal” y atribuírle funciones de “salvación” o “condenación” eterna de los
individuos, en función de una fe determinada, sólo representa para mí aquello que
Bergson definió como “Élan vital”.
Es decir, la energía o impulso elemental y
mental que nos lleva a percibir, decidir y ejecutar las más diversas acciones, llámense
éstas “espirituales” —en puridad mentales o de pensamiento— o simplemente
sociales, humanitarias.
Así lo entendió el inolvidable Antonio Machado, quien
dejaría constancia del pensamiento que Bergson le transmitió al asistir a sus
clases en Sorbona en compañía de Leonor, su trágica Leonor por cuya súbita
enfermedad declarada durante su estancia en París se vieron obligados a
regresar a Soria solamente para morir en los brazos del poeta. Deja constancia
don Antonio de su especial sentimiento de lo espiritual en toda su poesía
posterior y en especial en sus altísimos ensayos sobre pensamiento poético y
poesía “Abel Martín” y “Cancionero apócrifo de Juan de Mairena”.
Valgan estos
pocos versos para significar la idea que expuse al principio: Caminante, no hay camino./ Camino se hacer
al andar. En realidad creo firmemente que lo espiritual reside en lo que
convenido en llamar conciencia. Y sé que también Novalis y sus compañeros
“iluministas”, por ejemplo, estarían de acuerdo conmigo.
P.- Miguel Veyrat, como sabe
Internet se ha convertido en el medio de
comunicación más importante en el mundo. Redes sociales como Facebook, Blogger,
Word Express entre otras, permite a los creadores una gran proyección y
exposición de su trabajo. ¿Cómo ha sido su experiencia?
R.- Extraordinariamente positiva.
Regresaré por un momento al pasado si me lo permiten. A pesar de mi dedicación
profesional en exclusiva al periodismo hasta mi jubilación laboral forzosa,
siempre escribí poesía. Y la publiqué con cierta fortuna y aprecio de los
críticos académicos y reseñistas fortuitos de periódicos. Nunca me faltó editor
para mis libros.
Sin embargo, mi gran salto adelante en la escritura poética
sucede cuando para superar unos años difíciles producidos por esa misma
expectativa de fin de época como informador, decido no dejarme atravesar por la
saeta de la melancolía y superar la súbita soledad dedicándome por entero a
leer aquello que no había podido leer en el pasado y esforzarme en alcanzar una
serie de objetivos a través de la filosofía y la poesía. Creo sinceramente que
he logrado poner en pie una obra de cierta solidez y belleza, por la que
muestran constantemente su agrado los lectores. Tan especiales, exigentes y
diversificados en sus gustos… los lectores de poesía, que podríamos
calificarlos también como poetas “que no escriben”.
Quiero añadir que gracias a
una voz propia largamente buscada y a costa de una insobornable independencia
cara las distintas agrupaciones de poetas profesionales (también llamadas
“corrientes” como en partidos políticos) dedicados a hacer “carrera de poeta” medrando
e imitándose los unos a los otros en busca del apoyo y el premio de los poderes
públicos. Y ya no estaría tanto en juego la aceptación por los lectores o
espectadores contemporáneos del artista independiente, sino su mero acceso a
ellos.
Deducimos por tanto que el único “mecenas” contemporáneo debe ser siempre
el lector de literatura o el espectador de las obras de expresión visual
(detesto la palabra “consumidor” aplicada a las artes y las letras). En fin…
terminaré ya toda esta larga introducción por la que pido excusas para
confirmar que las redes sociales me han proporcionado un nuevo tipo de lectores
que expresan sus preferencias de modo directo en plena libertad, sin
mediatizaciones interesadas.
Mi experiencia en ese sentido, sobre todo en mi
medio preferido que es Facebook, ha sido muy positiva y satisfactoria. En la
red he encontrado entrañables amigos, lectores y editores de mis nuevos libros
a quienes agradezco de todo corazón su amistad incondicional. Claro que esto
exige un esfuerzo cotidiano que aprecian quienes me leen: cada día publico y
comento un poema mío o de otro poeta de mi estima, lo que me convierte en
cierto modo en mi propio editor y… jefe de relaciones públicas, jajajaja! ¿Que
también existen insidias y pequeñas traiciones entre los que se autoproclaman
amigos en las redes? Claro, somos humanos no virtuales quienes manejamos las
teclas, pero existe la posibilidad de evitarlos
escogiéndolos con paciencia y cuidado.
P.- Cuál es su recomendación
para quienes se inician en el mundo de las artes y la literatura
R.- La literatura es una pasión sin más, y como toda pasión es incontrolable o
muy difícil de embridar. Yo diría a esas personas que si les resulta posible
vivir sin escribir, no escriban. Evitaríamos así tanto amateurismo indeseable
dejando de alimentar la mediocridad publicada.
¿Cómo iniciarse? Abundan hoy en
día las llamadas escuelas de escritura, sí; pero las primeras letras las
enseñan los maestros de escuela y a escribir literatura en serio sólo se
aprende solo y con esfuerzo, siempre a partir de una pasión innata por el
pensamiento unido al impulso de las propias emociones.
Se inician los
escritores, sean jóvenes o tardíos, leyendo sin cesar y con criterios
selectivos, escribiendo día y noche, en huida de la facilidad engañosa al
desechar incluso restos de varias cribas, hasta configurar un mundo propio que
compartir con todos. Ello sucederá cuando la
voz singular y convincente así formada consiga ser escuchada por una
mayoría que se identifique con ella al sonar en una nota más alta y armónica
entre las demás.
Para ellos pues un último
consejo, que pueden seguir o no: Guárdense
de los puristas, de los falsos maestros y traten siempre de innovar. Huyan
siempre de la engañosa “facilidad”. Aunque creo que cada uno debe hallar por sí
solo su propio camino y me disgustaría que mis palabras supusieran que me
coloco como un ejemplo a seguir.
P.- Para finalizar, un mensaje
para todos sus seguidores a través de las redes sociales.
R.- I like you J"Léanme como hoy los
leo: sin prejuicio alguno"
Vídeo de AULA DE POESÍA:
MIGUEL VEYRAT
LecturasUS
Conozca
mucho más de Miguel Veyrat a través de los siguientes espacios:
Sin duda un verdadero lujo de entrevista al escritor Miguel Veyrat me quedo con " No veo ninguna diferencia con los tiempos actuales en cuanto a la violencia intolerante ejercida sobre la libertad de pensamiento; no hemos quizá aprendido que toda supuesta “realidad” no es tal como parece; nunca lo ha sido, pues la Historia la han escrito siempre los amanuenses de los vencedores, pero la percepción de lo real objetivo se agrava en nuestro tiempo en que la labor informativa de los medios contemporáneos ha degenerado hasta el punto de que lo que podíamos llamar libertad de prensa —que debía asegurar la probidad de la información y opinión—, se ha convertido en propaganda pura y dura. Ello se debe a mi entender a la desaparición de auténticos empresarios periodísticos y la entrada masiva de las grandes corporaciones bancarias “mundializando” sus propios intereses en los medios tanto impresos como digitales, los audiovisuales o las recientes redes sociales siempre a través de empresas auxiliares al servicio del mejor postor". Cuanta verdad Mis felicitaciones por tan excelente entrevista Ha sido un verdadero placer leerla.
Hoy 3 de diciembre de 2020 recibo la triste y amarga noticia de la muerte de Carlos Iván Ontiveros a quien debo la inteligente y muy periodística entrevista que me realizó en Octubre de 12016. Los cuatro años transcurridos no la privan de actualidad. He querido publicarla de nuevo en medio de la atroz pandemia que nos asuela, como el único homenaje que puedo rendirle con mis medios. Que la Tierra el agua el aire y el fuego le sean suaves y su ánima encuentre el sosiego.
Sin duda un verdadero lujo de entrevista al escritor Miguel Veyrat me quedo con " No veo ninguna diferencia con los tiempos actuales en cuanto a la violencia intolerante ejercida sobre la libertad de pensamiento; no hemos quizá aprendido que toda supuesta “realidad” no es tal como parece; nunca lo ha sido, pues la Historia la han escrito siempre los amanuenses de los vencedores, pero la percepción de lo real objetivo se agrava en nuestro tiempo en que la labor informativa de los medios contemporáneos ha degenerado hasta el punto de que lo que podíamos llamar libertad de prensa —que debía asegurar la probidad de la información y opinión—, se ha convertido en propaganda pura y dura. Ello se debe a mi entender a la desaparición de auténticos empresarios periodísticos y la entrada masiva de las grandes corporaciones bancarias “mundializando” sus propios intereses en los medios tanto impresos como digitales, los audiovisuales o las recientes redes sociales siempre a través de empresas auxiliares al servicio del mejor postor". Cuanta verdad Mis felicitaciones por tan excelente entrevista Ha sido un verdadero placer leerla.
ResponderEliminarHola querida Maria Fernanda, mil gracias por estar siempre presente en nuestro espacio compartiendo tus impresiones con todos. Un beso y saludos
ResponderEliminar:) :)
Hoy 3 de diciembre de 2020 recibo la triste y amarga noticia de la muerte de Carlos Iván Ontiveros a quien debo la inteligente y muy periodística entrevista que me realizó en Octubre de 12016. Los cuatro años transcurridos no la privan de actualidad. He querido publicarla de nuevo en medio de la atroz pandemia que nos asuela, como el único homenaje que puedo rendirle con mis medios. Que la Tierra el agua el aire y el fuego le sean suaves y su ánima encuentre el sosiego.
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