RODOLFO JESÚS SÁNCHEZ OCHOA. Nació en Caracas en 1969. Reside en San Cristóbal desde los 10 años de edad. Escritor. Corrector de estilo. Docente particular de inglés y castellano. Coordinador de Difusión de la Cruz Roja Seccional Táchira. Fue integrante del Taller Literario Zaranda y la Asociación de Escritores del Táchira. Participante activo de grupos literarios: Peña Literaria “Manuel Felipe Rugeles”, Círculo Asimov, Púrpura Poesía. Ha tomado parte en diversos talleres de narrativa. Ha escrito ensayos, artículos de opinión y relatos breves, algunos de ellos publicados en la Red.
Rodolfo Bienvenido a Globedia Internacional
P.- Háblenos un poco acerca de usted
R.- Ante todo puedo afirmar que provengo de una cierta “diversidad ancestral”: española, vasca, colombiana, andina… Criado con la rigidez y la gran rectitud características de esta región de los Andes pero con el toque liberal y cosmopolita de la convulsiva y dinámica Caracas, donde llegué a este plano terrenal. En dicha urbe transcurrieron los diez primeros años de mi existir, hasta desde entonces, salvo un paréntesis de aproximadamente dos años que viví en la capital del país, a principios de la década de los 90´s. Entre mis estudios realizados están: Bachiller en Humanidades, Administración de Personal, Componente Docente… pero en especial he estudiado por cuenta propia toda mi vida, leyendo, investigando, curioseando, fastidiando… Creo que jamás dejaré de hacerlo. Por otra parte, he desempeñado diversas clases de labores: corrector de estilo –incluyendo en algunos periódicos-, profesor de literatura e inglés, terapeuta alternativo… Aunque hay un trabajo, un rol, una vocación, que en el fondo recóndito de mi ser deseo asumir a plenitud, surgiendo de una lucha eterna conmigo mismo: “escritor”… cuando mis padres decidieron retornar a San Cristóbal, en el estado Táchira, donde he residido
P.- ¿Cómo fue su encuentro con la literatura?
R.- Desde niño, mi padre siempre me motivó a la lectura. Él ha sido una persona muy culta, intelectual, a pesar de su profesión de ingeniero. En particular, cuando Él traía a casa el periódico y mi hermana y yo nos peleábamos por el suplemento de las tiras cómicas, nos reprendía y nos instaba a leer el resto del diario. Y ciertamente poco a poco se fue desarrollando en mí una afición a la lectura, que en la época de mi niñez era en especial sobre el mundo animal, tema en el cual me llegué a destacar en el colegio. Luego, ya en la adolescencia mis temáticas preferidas se fueron ampliando hacia la Historia Universal, Mitología, idiomas, cultura general… Durante la etapa final de Educación media, participé en mi primer evento literario: un concurso de ensayo, donde obtuve el 2º lugar.
A la edad de 20 años comencé a contactar y conocer a grupos literarios e instituciones culturales regionales: Asociación de Escritores del Táchira, Ateneo del Táchira, Grupo Zaranda, Peña Literaria “Manuel Felipe Rugeles”… En aquellos días, concursé en la modalidad de Ensayo dentro de unos Circuitos Culturales de la Dirección de Cultura Regional, resultando ganador del mismo, lo cual sorprendió realmente a ese entorno literario en el que apenas empezaba a asomarme…
P.- ¿Qué le motiva a escribir?
R.- En principio, considero que habiendo sido –relativamente, debo reconocerlo- un buen lector, de pronto llegó un momento cuando quise emular a esos hombres y mujeres que me habían alimentado con sus páginas. Pero durante mucho tiempo, ese impulso inicial, luego de haber ganado el mencionado concurso de ensayo, se limitó a una participación prácticamente “pasiva” en eventos y actos culturales, a los que asistía con frecuencia pero sin tomar parte como verdadero escritor sino como oyente, a veces colaborando en las actividades protocolares, organizativas o de difusión. Recientemente, quizá por un proceso de encontrarme o enfrentarme a mí mismo, he estado convirtiendo esa afición o inclinación –me cuesta hablar de “talento”- por la escritura en algo más activo, palpable, que se traduce en una integración más activa a grupos y talleres literarios, con aportes de mis textos, así como la publicación de los mismos en la Red.
P.- La labor de voluntariado es una de sus principales actividades ¿Qué representa esto para usted?
R.- En efecto, concretamente desde el año 2010 formo parte de la Cruz Roja Venezolana, dentro de su Voluntariado, colaborando más que todo en labores de redacción y difusión: notas de prensa, programas de radio y TV, etc. Esta singular experiencia, además del hecho de poder contribuir con mis aptitudes literarias a la noble función de esta institución humanitaria, me ha servido para dejar aflorar y mejorar la faceta más positiva de mi persona.
P.- En su región usted forma parte de varios grupos literarios . Háblenos un poco acerca de ellos
R.- En primer lugar, soy integrante de un grupo denominado Ciencia Ficción Círculo Asimov, organizado y conformado por escritores e investigadores jóvenes y veteranos que desde hace tiempo nos habíamos estado reuniendo en forma esporádica sin tener una denominación propia y que ahora nos nucleamos en este grupo, dedicado en esencia al tema de la Ciencia Ficción. Asimismo, me estoy integrando a una agrupación conocida como Púrpura Poesía, la cual se reúne mensualmente en recitales de música y poesía, en los cuales he podido intervenir. Adicionalmente, continúo asistiendo a la Peña Literaria “Manuel Felipe Rugeles”, un prestigioso evento literario y cultural con más de 50 años de creado, de cuya actual Junta Directiva soy parte en la actualidad, en calidad de Tesorero adjunto.
P- ¿Cuántas publicaciones ha realizado hasta el momento?
R.- He tenido la oportunidad de publicar dos libros electrónicos, a través del sitio Lulu.com, titulados “Comprometiéndonos con un auténtico compromiso” y “Relatos Primarios”. El primero de estos también lo he publicado en el sitio CreateSpace. Por otro lado, el grupo Círculo Asimov al que pertenezco, editará oportunamente un libro que será un compendio de los relatos de sus participantes. Además he publicado algunos artículos de opinión y relatos cortos en los sitios web de Globedia, TusRelatos.com y un blog perteneciente a un amigo y maestro trascendental denominado RegalameunasonrisaCarivano.
P.- ¿En la actualidad trabaja usted en algún proyecto literario?
R.- Sí, cómo no. Existe un proyecto macro en el cual he estado trabajando desde hace tiempo inmemorial, desde otras eras… referente a una narración. Para la misma he realizado una significativa investigación sobre el tema o los temas que implica. Pero no deseo adelantar más, pues “las ideas están en el aire…”.
P.- Las redes sociales se han convertido en la actualidad en el medio de comunicación más importante a nivel mundial ¿Qué representan para usted y como ha sido su experiencia?
R.- Ciertamente se han vuelto un poderoso medio de comunicación, hasta el punto incluso de contribuir a la caída de gobiernos; aunque también tienen su lado oscuro, pues se han valido de ellas para cometer fraudes, difamaciones, acosos, crímenes… En lo que a mí respecta, utilizo exclusivamente Facebook, pues a pesar de sus fallas y limitaciones me ha permitido acercarme más a familiares que residen lejos, así como ex compañeros de estudio y trabajo, conocer gente de ésta y otras ciudades y países, recibir y compartir informaciones… Y por otro lado, me ha permitido conocer e interactuar con grupos literarios y culturales de la región y foráneos.
P.- Como reflexión final, profesor, ¿realmente pueden las artes, incluyendo la literatura cambiar el mundo?
R.- Sin duda pueden hacerlo. En sus múltiples manifestaciones, las artes son una herramienta enorme y muy valiosa para expresarse, para transmitir imágenes, mensajes, códigos, enseñanzas. Por ello pueden emplearse tanto para el bien como para propósitos negativos. Si hacemos uso de ellas en forma adecuada, consciente, a través de nuestro ejemplo, de nuestro cambio individual, como lo han hecho a lo largo de la historia tantos seres notables y excepcionales, llevaremos al mundo a un mejor nivel, a una dimensión más elevada…
"Ante todo puedo afirmar que provengo de una cierta “diversidad ancestral”: española, vasca, colombiana, andina…" RSO
NUNCA VIAJAREMOS SOLOS
Una fría tarde, de un día ordinario. Me hallo deambulando como autómata por este transitado bulevar de la gran capital. Y aunque muy concurrido, en efecto, yo ando solo. Porque nada más me acompañan mi melancolía, mi frustración y mi desesperación. Únicamente mi constante fantasía y ensoñación me permiten verme haciendo este recorrido ya ritual y monótono junto a familiares, amigos, una novia o compañera; pero al poco rato se desvanecen… Mi ansiosa mirada registra cada rincón, anhelando toparme con una presencia conocida, salvadora.
Cuántas personas cruzan ante mí, pero igual se siente como si hubiera casi ninguna, y con mayor razón cuando casi todas están conectadas a sus celulares y tablets, o interactuando con algún holograma o androide pero indiferentes ante otros seres humanos de su entorno. De vez en cuando un gato –no me importa si es negro- o un perro se ponen a mi alcance y aceptan una leve caricia. Miro vitrinas.
Hojeo libros y revistas, finjo disposición para comprar ciertas cosas. Me desvío hacia la pequeña iglesia del sector; permanezco ahí sentado varios minutos sin pronunciar palabra, pues no creo merecer que Dios, la Virgen y los santos, ni siquiera los demonios, me atiendan.
Entro a un cyber, lleno de bulliciosos muchachos, quienes buscando diversión y desahogo, algunos evadiendo sus estudios y otros su pobreza, se vuelven por un momento héroes, villanos, soldados, asesinos… Me siento frente a uno de los pocos computadores disponibles, y como los demás a mi alrededor me sumerjo por un cuarto de hora en las redes del Facebook, así como en varias páginas web, buscando esa realidad virtual que uno muchas veces prefiere y valora mucho más que nuestra existencia real.
Cuántas personas cruzan ante mí, pero igual se siente como si hubiera casi ninguna, y con mayor razón cuando casi todas están conectadas a sus celulares y tablets, o interactuando con algún holograma o androide pero indiferentes ante otros seres humanos de su entorno. De vez en cuando un gato –no me importa si es negro- o un perro se ponen a mi alcance y aceptan una leve caricia. Miro vitrinas.
Hojeo libros y revistas, finjo disposición para comprar ciertas cosas. Me desvío hacia la pequeña iglesia del sector; permanezco ahí sentado varios minutos sin pronunciar palabra, pues no creo merecer que Dios, la Virgen y los santos, ni siquiera los demonios, me atiendan.
Entro a un cyber, lleno de bulliciosos muchachos, quienes buscando diversión y desahogo, algunos evadiendo sus estudios y otros su pobreza, se vuelven por un momento héroes, villanos, soldados, asesinos… Me siento frente a uno de los pocos computadores disponibles, y como los demás a mi alrededor me sumerjo por un cuarto de hora en las redes del Facebook, así como en varias páginas web, buscando esa realidad virtual que uno muchas veces prefiere y valora mucho más que nuestra existencia real.
Llego hasta el final del bulevar, sin haber hallado algo en especial.
Entonces pienso que si lo recorro una vez más, es posible que pueda descubrir algo atractivo –y alguien, puede ser-. Así que retomo mis pasos, a los que mi carga de tristeza hace más pesados. Dos parejas en sendos bancos, casi sincrónicamente se estrechan en abrazos y besos. Frente a ellos, en un antiguo pero remozado cine ya se ha formado una fila considerable, esperando se inicie la venta de entradas. Eso me hace recordar que hace tiempo no voy al cine. ¿Para qué ir con la angustia de estar sin compañía, comerse las cotufas solo, no tener a quien besar aprovechando la oscuridad…?
Entonces pienso que si lo recorro una vez más, es posible que pueda descubrir algo atractivo –y alguien, puede ser-. Así que retomo mis pasos, a los que mi carga de tristeza hace más pesados. Dos parejas en sendos bancos, casi sincrónicamente se estrechan en abrazos y besos. Frente a ellos, en un antiguo pero remozado cine ya se ha formado una fila considerable, esperando se inicie la venta de entradas. Eso me hace recordar que hace tiempo no voy al cine. ¿Para qué ir con la angustia de estar sin compañía, comerse las cotufas solo, no tener a quien besar aprovechando la oscuridad…?
En un instante me encuentro a la altura de un estrecho y largo corredor que es un atajo para acceder a la gran avenida que existe más abajo del bulevar. Un lugar tan solitario como yo, sobre el cual muchas veces he escuchado advertencias de ser muy cuidadoso al atravesarlo, y más aún de noche. Pues allí asaltan, violan, venden y consumen droga y licor, salen fantasmas… Incrédulo e indiferente –y necio, claro está-, me aventuro por aquel pasadizo llevado por la inercia, la amargura y melancolía que me arrastran, sin evitar que dirija mi vista en todas direcciones…
Cuando no bien he llegado a la mitad del recorrido, una súbita neblina se desliza frente a mí, envolviéndome rápidamente, causándome más extrañeza que temor. El corredor ha desaparecido, ahora ando solamente entre un denso sendero vaporoso. De pronto, se empiezan a oír lejanos acordes de una melodía árabe, oriental, exótica, al tiempo que la niebla se va difuminando y surge ante mí un insospechado escenario; grandioso, infinito… Justo en el centro de un desierto de blancas y casi transparentes arenas con destellos intensos, bajo un oscuro firmamento poblado de estrellas y con dos lunas, veo las tres pirámides de Gizeh. Sin embargo, aparecen truncadas y rosáceas. Junto a ellas, la gran Esfinge brilla con múltiples y brillantes colores, avasallándome con unos enormes y profundos ojos de negro fulgor. La melodía que había comenzado a escuchar se ha hecho más nítida y variada, con sonidos místicos y ancestrales de instrumentos tan diversos: pandereta, flauta, darbuka, digeridoo, gong, flauta de pan, tambor… que me embrujan y me provocan que me mueva a su ritmo. De improviso aparecen tres objetos volantes, de forma cónica y de un violeta translúcido, los cuales se posan lentamente sobre la aplanada cima de cada pirámide. Un gran caballo negro pasa raudo frente a ellas, y su jinete, cubierto por una gris túnica –un sufí o bereber, me imagino-, las saluda llevando una mano a su frente.
En tanto me voy aproximando a aquellos tres monumentos milenarios, desde las sendas naves ahora acopladas a ellos relampaguean haces de luz violácea mientras se oye una voz metálica estremecedora que pronuncia un mantra:
Tierra: mi cuerpo
Agua: mi sangre
Aire: mi aliento
Fuego: mi espíritu
Cuando al fin llego al pie de las pirámides, los intérpretes de esa música mística, hombres y mujeres de razas diversas entre quienes distingo bereberes, aborígenes australianos, hindúes, asiáticos… me sonríen y me rodean, uniéndonos en una danza trascendental que se prolonga en forma interminable bajo una espléndida aurora boreal –“aurora desértica” preferiría decir- que colorea la totalidad del cielo con haces, ondas y cascadas de luces verdes, púrpura, azules y rojas. De nuevo se escucha aquella voz metálica, cibernética pero muy espiritual, pronunciando otra frase metafísica:
“Amor infinito es la única verdad. Todo lo demás es ilusión”
A partir de este momento, “soledad”, “melancolía”, son palabras que han dejado de existir en mi vocabulario. Ahora entiendo que estemos donde estemos, vayamos al sitio que sea, dentro de la Tierra, entre portales, de una a otra dimensión, a lo largo del Universo en el espacio-tiempo, es completamente imposible, absurdo, pensar o sentir eso. Porque en nuestra vida, luego de nuestra muerte terrenal y en nuestros sueños, nunca viajaremos solos…
RODOLFO SÁNCHEZ OCHOA
Así concluimos esta entrevista con Rodolfo Sánchez
Conozca más de Rodolfo en:
Hasta la próxima
Carivano
Querido amigo, otra entrevista que nos deja la vida, en parte, de un ser humano que abre las puertas de su mundo para conocer ese camino por el cual ha transitado y transita volcando en él sus sueños, sus intereses, sus propósitos...
ResponderEliminarEl hecho de escribir, de leer creo que reimprime como ninguna otra cosa ciertas experiencias de vida, lo digo de esa manera pues al hacerlo nos metemos tanto en la vida de los personajes por el tan sólo hecho de averiguar qué pasará con ellos (tanto de los personajes que describimos en nuestros escritos como de aquellos que otros nos describen), que nos olvidamos casi de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, aun sabiendo que la mayoría de las veces son personajes ficticios.
"Nunca viajaremos solos" ya que dondequiera que estemos la vida nos invita a escuchar las voces que provienen de nuestros hermanos. Si nos quedásemos tan solo con nuestros pensamientos y sentimientos sin estrechar lazos con nadie, seríamos una pésima compañía de nosotros mismos.
Aprovecho de decir que las redes sociales cumplen un buen objetivo si las sabemos usar como corresponde.
Mis saludos para Rodolfo Sánchez Ochoa, ha sido muy grato leer pasajes de su historia de vida.
Cariños.
Cristina.