"Los antiguos Egipcios usaban la misma palabra –'SESH'– para denominar 'Pintar' y 'Escribir', porque para ellos ambas significaban lo mismo: 'Comunicar'. Para mí también." — GP
Gabriel Picart nació en la hermosa ciudad de Barcelona en el año 1962. Este genio barcelonés ha vivido siempre en el mismo vecindario. Su destino pareciera estar marcado por el éxito. El desarrollo de su genialidad no podía tener mejor escenario que vivir en el famoso Park Güell, creado por el gran arquitecto catalán Antoni Gaudí.
Producto de su visión utópica, Gaudí proyectó el Park Güell a comienzos del pasado siglo como si de una nueva Arcadia se tratara. La abuela materna de Gabriel tenía un pequeño tenderete de dulces y frutos secos en la entrada principal del recinto, que por las noches era gentilmente almacenado por el encargado del pabellón conserjería, situado a la derecha de la entrada principal del parque. Dicho conserje, un viejo amigo del bisabuelo de Gabriel, residía solo en la gran casa y padecía una minusvalía que acabó por imposibilitarlo para ejercer sus funciones plenamente. Fue entonces cuando invitó a la abuela de Gabriel y su familia a trasladarse a vivir en el enorme pabellón, y ella pasó a hacerse cargo de las tareas de conserjería del parque, tareas que realizó durante casi cincuenta años. Así fue cómo Gabriel, al nacer, pudo criarse en este histórico y glorioso edificio que Gaudí había diseñado para emular la casa de la bruja del popular cuento de Hans Christian Andersen, Hansel y Gretel. El Park Güell era el patio donde jugaba, y parece natural que en un entorno así desarrollara un temprano interés por el arte.
Siendo Picart un adolescente, sus padres alquilaron el pabellón que se halla opuesto al pabellón conserjería – ¡por cinco dólares al mes! Este otro edificio, con su singular torre coronada por una doble cruz (que se ha convertido en uno de los principales símbolos culturales de Barcelona) fue durante años el taller del propio Gaudí. Y ahora Gabriel podía trabajar en él. En los años ochenta, los dos pabellones y el Park Güell en su totalidad fueron declarados "Patrimonio de la Humanidad" por la UNESCO.
Fue en la misma habitación en que Gaudí realizaba sus diseños, en la que Picart estableció su primer estudio. Gabriel dice que parecía sentir el fantasma de Gaudí asomarse por encima de su hombro. Muy pronto la pintura se convirtió en una verdadera droga, al extremo de abandonar los estudios que hubieran hecho de él mismo un arquitecto.
Gabriel Picart, quien desde siempre llevaba consigo un lápiz en las manos trazando bosquejos y dibujos, muy pronto se convertiría en uno de los más reconocidos ilustradores a nivel internacional. Picart pronto recibió encargos de todas las editoriales importantes de Estados Unidos y Canadá. Trabajó para agencias de publicidad y firmas de diseño gráfico. Los directores artísticos demandaban sus trabajos porque Gabriel imprimía a sus ilustraciones carácter de auténticas 'pinturas' – es decir, pintura concebida para ser expuesta en galería, y no simplemente reproducida. Los clientes adoraban sus ilustraciones por su elegancia. Gabriel fue, en resumen, el mejor artista comercial en su estilo. Desde el inicio de su carrera, fue comparado a Norman Rockwell – su gran ídolo. Cuando el original de su primer encargo para el mercado americano ("Friend Monkey") fue enviado a la imprenta, el impresor pensó que se trataba de un auténtico Rockwell.
En 1996, realizó su primera exhibición en la Wolf Walker Gallery de Sedona, Arizona, que a su vez fue inmediatamente seguida de una exposición colectiva de un grupo de artistas catalanes en la Ambassador Gallery de Nueva York – en la que participaron algunos de los pintores figurativos españoles más importantes de entonces.
Gabriel Picart había iniciado su carrera cómo pintor artístico. Galerías de todos los Estados Unidos solicitaban representar sus pinturas. Como consecuencia, ya no aceptó más encargos comerciales y se dedicó por entero a la creación de su obra.
Picart es un artista a tener en cuenta. Sus obras son laboriosas y por lo tanto su producción es escasa, lo que significa que pocas galerías pueden contar con obras originales suyas. Sus pinturas han merecido un especial interés por parte de importantes críticos y coleccionistas, y se hallan en exposición permanente en algunas de las galerías más importantes de los Estados Unidos, donde cuelgan al lado de gigantes del pincel como Chagall, Miró, Dalí y Picasso, y de primeras figuras de la pintura actual. En Anderson Galleries en particular, sus obras han sido expuestas al lado de las de Bouguereau, uno de los grandes héroes pictóricos de Gabriel. Esto es un tributo a su excepcional talento.
El prestigioso editor de arte Fingerhut Group Publishing, de California, ha publicado ediciones limitadas de sus pinturas, popularizándolas entre un sector mucho más amplio de coleccionistas. En 2012, Gabriel Picart fue uno de los dos grandes maestros internacionales invitados por la organización a participar en la segunda edición de Art Revolution Taipei, momento a partir del cual su obra empieza a gozar de gran proyección en Asia.
Usted puede ver mucho más de la biografía de Gabriel Picart en su Web
"Yo no escojo mis temas pictóricos por su 'originalidad', sino por el reto que entrañan. Me gusta mantenerme a una prudente distancia de modas y tendencias actuales. Mi anhelo es que mis obras resistan el paso del tiempo." — GP
Gabriel Picart, bienvenido a Globedia Internacional
P.- Maestro, háblenos un poco acerca de usted
R.-Nací en una Barcelona gris, en tiempos del dictador Franco, en el seno de una familia catalana de clase trabajadora. Tanto mi familia paterna como materna eran de origen muy humilde, como lo eran la mayoría de las familias en aquel entonces. Pero mi infancia se desarrolló en un entorno único, en un pequeño oasis de color y fantasía que todo el dinero del mundo no podría comprar.
P.- Usted creció en el histórico y glorioso edificio que Gaudí habia diseñado para emular la casa de la bruja del popular cuento de Hans Christian Andersen, y El Park Güell era el patio donde jugaba. ¿Qué recuerdos tiene de esa época que sin duda influyeron en su destino? ¿Intuía usted que se convertiria en un afamado artista?
R.-Mi infancia y adolescencia en el Park Güell fueron un enorme privilegio, increíble visto desde la perspectiva actual. Por la arquitectura del parque, por sus formas delirantes llenas de poesía y color, y por todo lo que acontecía en aquel pequeño mundo surreal. A pesar de que en la actualidad es uno de los monumentos más visitados de Europa y sufre una devastadora masificación, en aquella época había mucha gente en Barcelona que ignoraba su existencia, y apenas si era visitado. La vegetación era exuberante y un tanto descuidada, cubriendo incluso partes ornamentales, cual Mediterráneo templo de Angkor. Os podría contar muchas cosas de aquel micro universo felliniano. Por ejemplo, una banda de música de la Guardia Civil que procedente de un cuartel cercano desfilaba todas las mañanas ensayando marchas militares. O de los numerosos rodajes de películas que llenaban el parque de soldados romanos o mafiosos chinos. ¡Aún recuerdo a Fu Manchú (Christopher Lee) paseándose por mi casa!
En cuanto a si intuía que me convertiría en un afamado artista, aún a riesgo de parecer pretencioso, prefiero ser sincero: la respuesta es sí, ¡casi todo el mundo parecía intuirlo! Por supuesto mi abuela materna en primer lugar. Pero mis compañeros del colegio también parecían intuirlo. Era difícil sustraerse a semejante corriente de opinión. Y además, todos los niños y niñas, e incluso los adolescentes, piensan que serán algún día famosos en aquello que les apasiona, ya sea jugador de futbol o artista de cine. Personalmente pienso que es bueno que sea así.
P.- Sus inicios como ilustrador, le produjeron fama internacional. Cuéntenos un poco de cómo fue esa experiencia y lo que significó para usted.
R.-En aquel entonces, el arte realista figurativo que yo amaba y del que podía disfrutar en los museos no se enseñaba en las escuelas de arte. No sólo eso, sino que era totalmente despreciado y subvalorado. Y eso incluía la Facultad de Bellas Artes de Barcelona, en la que normalmente yo habría estudiado. Pero cuando se cierra una puerta, otras se abren. Poco después de haber tomado la decisión de convertirme en un artista profesional, tuve la suerte de conocer al famoso ilustrador Enric Torres, el portadista por excelencia de los legendarios comics americanos Warren. Enric me invitó a visitar el estudio que compartía con uno de los dibujantes de cómic más importantes del mundo, conocido por sus trabajos de "Vampirella": Pepe González. Muy pronto me convertí en el tercer miembro de aquel estudio, empezando a trabajar para publicaciones de toda Europa.
Unos años más tarde, a mis veintipocos años y trabajando ya en mi propio estudio, viajé a Nueva York junto con Enric Torres y el otro gran ilustrador español Manuel Pérez "Sanjulian" con el propósito de trabajar para el mercado americano, y así fue como empecé a colaborar con una prestigiosa agencia de Nueva York. Durante mis años de artista comercial realicé numerosas ilustraciones, en su mayoría portadas de libros, para las editoriales más importantes de Estados Unidos y Canadá: Reader’s Digest, Bantam Books, Dell Publishing, Harlequin, Pocket Books, Scholastic, etc. Guardo muy grato recuerdo de aquella época, en particular de mis frecuentes visitas a Nueva York.
Para terminar, he de decir que yo siempre realicé mis ilustraciones al óleo, porque mi primer objetivo era aplicar con posterioridad todos los conocimientos adquiridos en la realización de mi propia obra pictórica. Es decir, pude aprender a través de la ilustración comercial aquello que se me negaba en las escuelas de bellas artes: cómo pintar de manera realista, a la manera de los grandes maestros de siempre.
P.-¿Qué representa el arte para usted?
R.-Esta pregunta se puede interpretar de dos maneras: qué significa el arte para mí, y qué es el arte para mí. Creo interesante responder a las dos.
El arte para mí es como respirar. No me refiero al hecho de pintar o dibujar, sino al proceso creativo en general. No puedo observar un paisaje sin analizar sus matices de colores, u observar un rostro sin estudiar sus cualidades como objeto pictórico. Y además, como el respirar, hacerlo de manera inconsciente.
En cuanto a qué es el arte, para mí el arte es un proceso alquímico: es la transmutación de una cosa en otra más elevada. A mí me gusta poner el ejemplo del retrato del Papa Inocencio X de Velázquez. Donde en realidad sólo hay pigmentos aglutinados a base de aceites sobre un lienzo, y donde además las pinceladas son claramente visibles, nosotros vemos los aspectos más ocultos de la personalidad de un Papa del siglo XVII que nos mira de manera severa. A mayor transmutación, mayor es la obra de arte. El mayor artista de todos los tiempos es un escultor: el Dios del Génesis, quién además de moldear a Adán del barro, le insufló vida. Del simple barro a la vida humana, ¡no es posible mayor transmutación! No es por casualidad que el elogio más frecuente que reciben las grandes obras maestras de todos los tiempos, ya sea en pintura o escultura, desde la Mona Lisa de Leonardo hasta el Moisés de Michelangelo, es precisamente "Parece tener vida".
¿Cómo percibe el mundo a través de su obra?
R.-El arte me ha enseñado a observar el mundo con ojos mucho más abiertos, y hacerlo además de manera mucho más sutil, en una infinita gama de tonalidades. Y no me gusta lo que veo, en absoluto. En mis obras no reflejo el mundo como lo percibo en general, sino aquello que me inspira en particular. Entre reflejar la fealdad o aportar algo positivo, me quedo con lo segundo. Como decía Renoir, ya hay bastantes cosas feas en el mundo para que los artistas añadamos algunas más.
P.- Háblenos un poco de esa pequeña "agora" en la que los vecinos se encuentran y relacionan y que usted reflejaba poéticamente en sus inicios al pintar esos pequeños comercios en los que aún imaginariamente todos deseamos entrar.
R.-Al contrario de lo que la gente cree, el progreso humano y el tiempo no evolucionan en paralelo. Y en Occidente, a pesar de los progresos científicos, estamos retrocediendo en muchos ámbitos, con una considerable pérdida de calidad de vida. Parafraseando al célebre cómico americano George Carlin, gastamos más, pero tenemos menos; más títulos, pero menos sentido común; más conocimiento, pero menos juicio; más expertos, pero más problemas. En definitiva, hemos añadido años a la vida, no vida a los años. Al pintar esos pequeños comercios mi intención era tener un testimonio visual de mi paisaje vital, de un modo de vida que va despareciendo poco a poco. Un modo de vida que en muchos aspectos era mucho mejor que el actual.
"La dificultad en la creación de pinturas de estilo realista radica en que son totalmente transparentes para el observador y cualquier error en su ejecución es por tanto fácilmente detectable. Cuando dichas obras incluyen además la figura humana en su composición, el camino hacia el éxito final en su realización se vuelve tremendamente exigente." — GP
P.- Su mayor fuente de inspiración.
R.-Dentro de mi estilo, la pintura figurativa realista, soy un pintor muy ecléctico en mis temáticas, algo muy difícil de hacer en el mercado del arte por cierto. Por ello, aquello que me inspira suele ser diverso y varía en función de mis intereses pictóricos en un momento determinado. Desde la arquitectura de la isla de Menorca a las leyendas mitológicas de la antigüedad, pasando por los comercios modernistas de la ciudad de Barcelona de mis inicios. Pero sin duda mi mayor fuente de inspiración es la figura humana, la femenina en especial.
P.- Usted fue uno de los dos grandes maestros internacionales invitados por la organización a participar en la segunda edición de Art Revolution Taipei, junto con el famoso artista francés Philippe Pasqua. Háblenos un poco de experiencias como ésta.
R.-Este tipo de experiencias tienen dos vertientes, la profesional y la humana.
Profesionalmente, el recibir invitaciones como ésta, y más teniendo en cuenta que entre los organizadores de la Art Revolution Taipei se encuentra la Asociación de Artistas Contemporáneos de Taiwan, mis colegas, supone la confirmación de que mi trabajo tiene una repercusión y una valoración muy positiva, y además a nivel global. Para alguien tan autocrítico como yo, siempre viene bien.
Con todo, es la vertiente humana la más significante. Pocas cosas hay más enriquecedoras que conocer a gente de otras culturas, máxime si se hace a través del arte, a través de la relación especial que se produce entre el artista y su público, lo que elimina barreras lingüísticas, sociales y culturales.
P.-Las redes sociales se han convertido en el medio de comunicación más importante a nivel mundial. Cómo ha sido su experiencia a través de ellas y lo que significan para usted.
R.-Las redes sociales suponen una gran democratización del mundo del arte. Cuando uno lee un poco sobre la historia de la pintura, sobre la vida y obra de los pintores más famosos, observará con frecuencia la pertenencia de estos a familias adineradas, e incluso aristocráticas como en el caso de Toulouse-Lautrec. A pesar de las redes sociales, sigue siendo imposible para la gran mayoría estudiar arte en las mejores academias del mundo, a menudo en ciudades alejadas de la propia, e iniciar una carrera artística sin un segundo trabajo, lo cual a su vez dificulta la progresión del joven artista. Pero el gran cambio que las redes nos proporcionan es el de la difusión de la propia obra, haciéndola llegar a todo el mundo literalmente. Y no es poco. Mientras que antes sólo los artistas con cierta holgura económica podían costearse exposiciones, catálogos y libros, y dar a conocer así su obra, en la actualidad basta con suscribirse a Facebook. Y a mejor obra, mayor será su difusión a través de la compartición de las imágenes.
P.-Para Gabriel Picart, qué representa lo espiritual
R.-Me confieso una persona espiritual pero no religiosa. Para mí la espiritualidad es un proceso de búsqueda interior, la búsqueda de la Verdad última que subyace detrás de este misterio que llamamos Vida. Soy completamente consciente de que es una búsqueda condenada al fracaso, pero no es infructuosa, porque cada pequeño paso en el autoconocimiento es un gran éxito en sí mismo.
P.-¿Realmente pueden las artes cambiar el mundo?
R.-No sólo pueden, sino que son una de las herramientas más antiguas del poder para cambiarlo en su propio beneficio. Desde las imágenes tenebrosas de las iglesias medievales para tener al pueblo atemorizado, hasta el uso propagandístico que del arte hacen ciertos regímenes políticos, y no me refiero solamente a los totalitarios de izquierdas. Existe incluso cierto paralelismo entre arte y el sistema económico, un paralelismo nada casual según mi entender. A semejanza de la desaparición del patrón oro, que es un valor tangible, y su sustitución por el dinero fiduciario basado en la fe (de ahí su nombre), en la confianza de la sociedad en su emisor, durante el pasado siglo se produce en el mundo artístico una descalificación de todo arte objetivable, cuyo exponente máximo es la figuración realista, mientras se promueve otro arte igualmente basado en la fe, en la confianza del público en la veracidad de la crítica experta que lo apoya.
Evidentemente, si el arte sirve y ha servido para manipular a la sociedad y cambiar el mundo en sentido negativo, también sirve para hacerlo en sentido positivo, y así ha sido numerosas veces, como en el Renacimiento.
P.- Su mayor satisfacción .
R.-El nacimiento de mi hija, sin duda.
P.- Planes futuros
R.- Seguir aprendiendo, y exponer en aquellos lugares que puedan ser de mayor interés. Por ejemplo Oriente Medio, donde desde siempre mis imágenes han tenido una gran difusión en las redes sociales. El hecho es que ya hay algo en proyecto, pero prefiero no anticiparlo; "el hombre propone y Dios dispone", así que mejor esperar a que las cosas sucedan.
También me gustaría poder llevar a buen puerto un proyecto muy personal, un sitio web interactivo creado, diseñado y mantenido por mí para educar a los niños sobre el arte de la pintura, y al que apenas puedo dedicar tiempo alguno: www.colorland.net
P.-Cuál es su recomendación para quienes se inician en el mundo de las artes
R.-Humildad. Humildad para admitir lo mucho que uno no sabe, y así poder aprender y superarse. He tenido la fortuna de conocer grandes artistas, y en su gran mayoría eran personas humildes y accesibles.
P.-Finalmente, su mensaje para los miles de seguidores que le aprecian y le siguen a través de la red a nivel mundial.
R.- El arte pictórico es comunicación, y por lo tanto carece de todo sentido sin interlocutores al otro lado del caballete. Son ellos quienes dan sentido a lo que hago cada día. Y por ello les doy las gracias de todo corazón.
"Aunque mis obras en general, y mis bodegones en particular, pueden parecer hiper-realistas vistos en formato reducido o desde cierta distancia, mi estilo pictórico es el Realismo. Yo me considero un pintor realista clásico, no fotográfico: en mis obras las pinceladas son visibles y la imitación de la realidad tan sólo aparente. Es aquí donde reside la verdadera magia de la pintura." — GP
Para conocer más del genio del realismo barcelonés visite sus espacios en:
El arte me ha enseñado a observar el mundo con ojos mucho más abiertos, y hacerlo además de manera mucho más sutil GP
"Tengo un especial interés por el mundo de la pintura desde mediados del XIX hasta principios del último siglo. Pienso en pintores cómo Alma-Tadema, Bonnat, Carolus-Duran, Lord Leighton, Gérôme, Bougeureau, Sargent, Fortuny, Waterhouse, Cabanel, y muchos otros, que formaron parte del mismo. Lamentablemente, todos ellos fueron relegados a un segundo plano por parte de críticos e historiadores posteriores, en favor del movimiento Impresionista principalmente. Pero hay un hecho cierto en referencia a todos los artistas mencionados anteriormente: en la técnica del dibujo y la pintura no se hallan detrás de nadie. Yo me considero seguidor de su tradición pictórica, y como ellos hicieron, pretendo conseguir un equilibrio entre la línea, el color y la textura, y por este orden de importancia." — GP
Hasta la próxima
Carivano