¿Cuál sería el Fenómeno de la jubilación?
¿Cuáles sus consecuencias en cuanto al término de la actividad laboral?
Independientemente del análisis de que en el pasado, la jubilación no tenía lugar (según nos recuerda U. Lehr), lo cierto es que en la actualidad y después de la consecución de la jubilación como un derecho adquirido por el trabajador, la realidad que arrojan los resultados sobre tales beneficios están muy lejos de que tal logro sea el resultado de un concienzudo análisis sobre el futuro de estos individuos que pasarían a formar parte de un nuevo grupo sin ocupación alguna.
Es evidente que las consecuencias en cómo cada individuo reaccione frente a esta nueva realidad dependen de múltiples factores.
La historia nos ha mostrado como el individuo a medida que van desarrollándose nuevas tecnologías y avances científicos se enfrenta a nuevos y más complejos retos que acarrean nuevos y más difíciles problemas a tratar.
Nos queda claro que mientras mayor es el crecimiento y desarrollo tecnológico, no solo se incrementa en un muy alto porcentaje el nivel de desempleo y por ende un aumento en el número de jubilaciones.
No tienen caso en la actualidad consideraciones tales como que en España la jubilación se producía obligatoriamente al cumplir los 70 años de edad hasta que en el año 1984 entro en vigor la ley de Función Pública. Las actuales y voraces exigencias de la globalización en una sociedad altamente competitiva y las consecuencias de una crisis económica a nivel mundial, deberían ubicarnos en una nueva perspectiva sobre el cese de actividades y la desocupación laboral. Es así como no entran o no vemos en muchos estudios que se realizan, perspectivas de proyectos para individuos de la tercera edad tales como empleados informales, amas de casa, trabajadores independientes entre otros que finalmente en algún momento y por muchas causas también pasaran a formar parte de este grupo de jubilados con la única diferencia de que no devengaran sueldo o beneficio alguno. La tasa o niveles de desocupación laboral a las que se enfrentará el individuo en las próximas dos décadas merecen de un estudio más profundo, a fin de combatir los impactos y consecuencias que se sumaran a las ya existentes.
Cabe destacar que el interés por la capacitación y preparación de todo individuo que cesa sus actividades laborales es reciente y en todo caso no representan más que un estudio de alternativas y propuestas que no conllevan un impacto a gran escala. Estas iniciativas sin embargo están impulsando leyes y reformas en cuanto al mejoramiento de los servicios que en materia de seguridad social beneficien a este gran porcentaje de hombres y mujeres sin actividad laboral o física alguna y cuyos resultados buenos o no dependerán de la capacidad de los gobiernos para impulsar, realizar, consolidar y mantener tales beneficios.
En la actualidad la puesta en práctica de este tipo de programas de capacitación para este importante grupo, se presenta mucho más complejo si tomamos en consideración que la desocupación laboral y la jubilación van de la mano. Cada día a nivel mundial se suman mayor cantidad de jóvenes entre los 18 y 35 años de edad, a la desocupación laboral.
¿Cómo enfrentaremos en las próximas dos décadas este gran reto? Desocupación laboral versus jubilación, estas si se podrían definir como las reales y verdaderas caras de una misma moneda de una sociedad cada vez más convulsionada por la violencia, la pobreza, desnutrición y las desigualdades sociales. En este sentido no son menos importantes estas acotaciones si tomamos en cuenta que en la actualidad más de 870 millones de seres humanos padecen hambre. Cerca de 950 millones de personas son analfabetas y el índice de mortalidad infantil cada año aumenta considerablemente en un mundo en el que la brecha entre los que no tienen nada y los pocos pero muy ricos cada vez es mayor.
Se podría pensar que nada tiene que ver una cosa con la otra. Pero si nos preguntáramos quienes sí o no podrían pasar a formar parte de la población con desocupación laboral en las próximas décadas el panorama cambia radicalmente.
También cabría preguntarse hacia donde se dirigen los programas de los gobiernos en medio de una crisis económica que esta amenazando ya en muchos países del mundo incluso con la suspensión de pensiones, reducción de salarios y eliminación al acceso de la seguridad social gratuita.
La preguntaría seria en todo caso ¿Cómo se enfrentará en las próximas décadas la desocupación laboral forzosa?
Como visualizar alternativas que nos permitan a corto, o mediano plazo mejorar la calidad de los servicios sociales no solo de estos importantes grupos sino de la sociedad en general pareciera casi imposible mientras el modelo de sociedad capitalista que domina al mundo entero no muestre un rostro más humano.
Si queremos ver cambios reales y verdaderos, tenemos que ser entonces los protagonistas de estos cambios
El problema de la desocupación laboral ya sea por falta de empleo o por el cese de actividades es un problema que debe comenzar a tratarse a partir de cómo está conformada en la actualidad la familia.
El sentimiento de abatimiento por la soledad, la depresión, el estrés así como los estados de melancolía no son exclusivos de la tercera edad o de quienes entran al cese de actividad laboral por jubilación. Hoy en día cada vez más hombres y mujeres entre los 45, y 55 años de edad se incapacitan por problemas de salud, siendo el más frecuente el estrés o incapacidad para laborar.
En la actualidad podemos ver como el quemado o síndrome de Burn Out el cual está asociado al estrés laboral es otro factor que impacta no solo al individuo sino también al grupo familiar. La familia cada vez más compleja en su conformación son factores no solo influyentes sino determinantes en el futuro del individuo que más tarde cesara su actividad laboral. ¿Pero de qué forma, cesara sus actividades un individúo de las clases sociales más desposeídas?
Muchos a pesar del estrés y los problemas morales, económicos y familiares no tendrán otra alternativa, más que continuar sus vidas tratando se sobrevivir, en países en los que los gobiernos parecen estar ciegos, sordos y mudos.
La búsqueda de herramientas para palear de algún modo problemas tan graves como la desocupación laboral por jubilación o falta de empleo, solo nos revela que cada día son mayores los problemas y los retos que debemos enfrentar en una sociedad que está muy lejos de fortalecer al componente más importante de toda la sociedad como lo es la familia. Este distanciamiento del análisis profundo y real de la descomposición familiar o del nuevo concepto de familia que la sociedad misma ha diseñado no nos permite visualizar soluciones que representen cambios verdaderos a nivel mundial.
La violencia de género, el bullying escolar, cada vez más acentuado a nivel mundial, la discriminación en todas sus manifestaciones también son factores influyentes en la conducta de todo individuo y en su proyección y desarrollo para el futuro.
Seguimos alimentando a la sociedad, solo para consumir, competir y ganar. Un capitalismo voraz que solo favorece a las minorías más ricas del planeta que son las que nos han impuesto un modelo destructivo de sociedad, no parecieran estar dispuestos a asumir con responsabilidad el rumbo a ciegas por el que conducen a la humanidad.
Como nos preparemos hoy para mejorar como personas, ser mejores ciudadanos comprometidos con nuestro entorno, el fortalecimiento del núcleo familiar a través del resácate de los valores humanos, y la relación respetuosa con nuestro medio ambiente sin duda determinar el futuro del ser humano.
Lo que somos en este justo momento como personas ya representa un impacto irreversible en nuestro futuro. Lo que hagamos hoy para preservar la calidad de vida tanto del que se inicia en el mundo laboral así como la de todo aquel que pasa al cese de su actividad laboral, ya sea por jubilación, incapacidad, u otros factores son proyectos que parecieran no estar presentes en las agendas de trabajo de los gobiernos de muchos países del mundo.
Si queremos ver cambios reales y verdaderos dentro de este perverso e inhumano sistema que lleva cada día más deterioro y pobreza a la humanidad, tenemos que ser entonces los protagonistas de estos cambios.
Hasta la próxima
Carlos Iván Ontiveros Carivano
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